Sus hurreros y acomodados también lo calificaban como el dueño de la querida ciudad de Luque. Mientras que OGD, con el pecho inflado salía al paso de su gente, a decir “yo no miento, yo no robo, che argel’iminte” (soy un poco argel nomás) y todos respondían “cierto”.
Pero, en el momento menos esperado todo se desplomó y como primer castigo el “todopoderoso” se convirtió el 22 de diciembre de 2017 en el primer parlamentario expulsado del Congreso en la era democrática, por hechos de corrupción.
Luego, en el 2018 surgió el voto castigo para su candidato presidencial Santiago Peña, que perdió en las cuatro seccionales de Luque comandadas por OGD. De nada le sirvió a Santi compararlo con un árbol que da buenos frutos.
Pese a la derrota de su candidato, OGD consiguió ocupar devuelta una banca en el Senado, pero solo duró dos meses y se vio obligado a renunciar luego de 23 días de escrache ciudadano.
El 24 de setiembre del año pasado ocurrió otro hecho histórico, tanto González Daher como su hijo el concejal municipal Rubén González Chaves fueron presos por enriquecimiento ilícito y declaración falsa.
Ahora, el “intocable” tiene cita con la justicia y enfrentará el año próximo un juicio oral y público por tráfico de influencias y asociación criminal en calidad de coautor en el caso de los audios filtrados a través de ABC Cardinal. Sin embargo, tiene otro proceso pendiente sobre enriquecimiento ilícito y declaración falsa de bienes. Por ambos casos tiene doble prisión domiciliaria.
Más allá de lo que se resuelva en el juicio, el hecho de que el “intocable” esté privado de absoluta libertad e investigado por corrupción es algo que muchos ya no alcanzaron a ver. Las esperanzas se renuevan, pero aún falta demasiado por hacer.