“Pettulancia”

Los errores en los libros del programa educativo MaPara fueron uno de los temas que acaparó la atención en las últimas semanas. La situación causó enojo de gremios y estudiantes, que apuntan al ministro de Educación como el responsable de tan grave horror.

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Pero, ¿qué fue lo que encendió la llama al punto de llevarnos a un conflicto, incluso, con la representación diplomática de la Unión Europea en Paraguay, visiblemente molesta por el trato tan poco profesional que se tuvo en la elaboración de estos materiales?

Uno los principales responsables de la situación es el ministro Eduardo Petta. Sin admitir el grave error, se envolvió en una actitud ofensiva y soberbia, buscando disfrazar la mediocridad de gestión. Pero no se quedó ahí. Improvisó como solución una salida disparatada: propuso que los niños busquen, encuentren y corrijan los errores.

La forma de reacción de Petta no fue la primera. Se ha convertido en un rasgo de este Gobierno. Parece que a los que están en el poder les es difícil escuchar al pueblo. Les molesta al menos.

Recordemos que el propio presidente Mario Abdo Benítez, en abril de 2019, respondía irónicamente “Uy, qué miedo, ¿me vas a echar?”, a una concejal que reclamaba una situación precaria de salud.

Actuaciones de este tipo demuestran no solo una falencia en la comunicación de las autoridades de este Gobierno, especialmente cuando son cuestionadas por situaciones que afectan a la ciudadanía, sino una petulancia a la hora de tratar a los demás.

La humildad es el primer factor para reconocer los errores. Una vez reconocidos, hay que trabajar sobre ellos para corregirlos, pero no apelando a las mismas excusas de siempre. De lo contrario, se instalan como un obstáculo al verdadero progreso.

Cuando afirman que “siempre luego los libros de educación tuvieron errores” no se hace más que demostrar una actitud conformista que hace un guiño a la desidia con la que se venía trabajando.

No; no está bien admitir el “así luego fue siempre”. La clave para empezar a tener un cambio real es decir así fue y ya no lo será, y tomar posturas determinantes para empezar a rectificar rumbos.

Las actitudes petulantes y con falta de humildad, son una bofetada a una sociedad que busca respuestas. Son una bofetada a un país donde la ciudadanía busca respuestas; donde la gente quiere saber por qué un funcionario de Yacyretá tiene más de 200 días de reposo al año y aún así se le va a indemnizar; donde los hospitales están saturados y una epidemia de dengue tiene a tantas personas afectadas y sufriendo horas en los hospitales. En un país donde se ve una justicia que actúa tan lentamente y tantas otras cosas más, no caben más esas actitudes.

La sociedad busca respuestas y lo mínimo que se espera de las autoridades es que si no pueden gestionar soluciones, por lo menos ensayen una respuesta amable, nada petulante.

smoreno@abc.com.py

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