Volver a clases

Los niños y las niñas retornan a las aulas en las escuelas públicas del país esta semana. Con la terrible epidemia del dengue y los errores de los cuadernillos de matemáticas que causaron revuelo se inician las clases.

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En pleno 2020, todavía hay lugares en los que las escuelas se encuentran en pésimas condiciones e incluso no faltan sitios donde los alumnos dan clases bajo las plantas de mango. Como sucede todos los años, hay casas de estudio sin puertas ni ventadas: paredes derrumbadas o sin terminar y como no, patios llenos de malezas y basuras.

Los útiles escolares, al parecer, trataron de llegar a tiempo, con la polémica desatada por los textos de matemáticas y las palabras del ministro de dejar que los alumnos corrijan los errores. Una acotación que cayó muy mal, tanto a maestros, padres, educandos y la opinión pública. También se criticó mucho al doctor Eduardo Petta que en libro “Semillita” inscriba su fecha de nacimiento como una oda a sí mismo.

Como ocurre cada finales de febrero, hablaremos otra vez de la educación y de los eternos problemas. Falta de infraestructura de las escuelas, maestros mediocres, meriendas y almuerzos carentes de nutrición, huelgas de docentes, salarios insuficientes y lo más importante, contenido precario de la malla curricular.

El verdadero problema de la educación en el Paraguay es de fondo y exige una profunda transformación que no se va a lograr con la destitución de un ministro. Experiencias anteriores demuestran en forma fehaciente que la destitución de la cabeza no lleva a resultado alguno. La Reforma se tiene que realizar con otros parámetros ya actualizados y acordes con nuestra realidad.

Quizás los modelos de educación de Finlandia, Nueva Zelanda o Singapur, no sirvan para nosotros en su totalidad. Pero sí que tenemos que invertir más presupuesto en investigación, ciencias y capacitación de maestros. Porque no pueden tener salarios muy privilegiados si no cuentan con una excelente formación.

Teóricamente algunos docentes tienen elevada preparación para enseñar en aula. Es en el campo de la práctica y la realidad, donde no se observan resultados y seguimos con chicos que encuentran dificultades en matemáticas, lectura comprensiva, guaraní o redacción creativa.

Toda la tremenda responsabilidad recae en el docente cuando que la educación es un deber de los padres, la sociedad y los medios de comunicación. Sobre todo de la transmisión de los valores respecto a la disciplina, el respeto, la tolerancia y el amor al estudio. Quizás el consumismo también tiene su culpa en el sentido de promocionar más una zapatilla de marca que fomentar el gusto por la lectura. Los jóvenes se preocupan más por el teléfono celular, la ropa o el zapato, antes que interesarse más por estudiar y lograr la excelencia en ese campo.

Muchas cosas tenemos que cambiar y transformar. Embarazos precoces y temas de delincuencia y drogadicción azotan a diario a los adolescentes. Lo peor es que lejos de desaparecer estos dramas aumentan. La educación no es solamente la instrucción o aprender a leer o a escribir. Apunta a la superación del ser humano; lo lleva al éxito profesional y también a ser una buena persona. Un individuo bien educado académicamente está y formado, pero también tiene empatía, espíritu solidario, juicio critico y sabe pensar y discernir.

blila.gayoso@hotmail.com

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