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En la fotografía mental del tema no encajan un montón de personas en una oficina haciendo cálculos matemáticos y financieros con un montón de animales, algunos de ellos en peligro de extinción. La respuesta nos la trae un material disponible en versión web bajo el título de: “Deforestación: Los bancos como ‘actores olvidados’ pero determinantes para prevenir la criminalidad ambiental y contribuir al desarrollo sustentable del Paraguay”.
El punto de partida de este análisis pone el foco en el acelerado, y alarmante, índice de deforestación en el Chaco paraguayo a instancias del crecimiento de la industria ganadera en esa región, que desde hace una década pasó de exportar por menos de US$ 100 millones a US$ 1.500 millones al cierre de este año, estimativamente. En ese mismo lapso, el Chaco perdió aproximadamente cinco millones de hectáreas debido a la deforestación con fines ganaderos.
Escudados en una mala interpretación de la Ley Forestal o cuando menos en la debilidad del marco legal y ambiental de nuestro país, los bosques del Chaco se han visto mermados. Esto se agravó en el tiempo del Gobierno de Horacio Cartes a través de su Viceministerio de Ganadería que proyectó una deforestación “sustentable” de cuatro millones de hectáreas para los próximos diez años para dar lugar a poco más de cuatro millones más de cabezas de ganado.
Ahora bien, dónde es que entran los bancos en esta ecuación medioambiental.
Los proyectos agroforestales son financiados a través de préstamos bancarios, así como las operaciones de ese tipo de empresas se realizan vía bancaria, todos los datos de entrada y salida de dinero están registrados.
Es en esos grandes movimientos de dinero en los que el sistema financiero y Seprelad, entre otros, paran la oreja. Los agentes de análisis de riesgo investigan exhaustivamente todo para no avalar, aunque sea de manera “accidental”, cualquier operación ilícita-criminal.
Cuando hablamos de la deforestación ilegal, esta es, en principio, un crimen; todo lo generado con el producto del crimen es de origen ilícito. Por lo tanto, si los bancos no previenen que ese dinero ilícito y “disfrazado” de legal sea depositado en ellos y “blanqueado”, ellos mismos son pasibles de sanciones.
Pero, cómo puede un banco detectar una deforestación ilegal. Con información pública e imágenes satelitales. Los principales bancos del Paraguay están incorporando a sus gerencias de riesgo a ingenieros ambientales para que hagan este monitoreo. Y es ahí cuando se completa la fotografía mental de vacas y oficinas. Esto nos demuestra la utilidad práctica de la aplicación de la Ley de Información Pública, una aliada fundamental también para el sector bancario y financiero.