El chupín de Cartes

No hay cristiano que tenga el sistema de mensajería Whatsapp que en esta semana se haya quedado sin recibir al menos un “meme” del polémico pantalón tipo chupín que el presidente Horacio Cartes modeló en los actos que presidió en la ciudad de Pilar, departamento de Ñeembucú.

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Asesores de imagen y conocedores de la moda pegaron el grito al cielo ante tamaño error que requirió el análisis de la fauna y flora de la fashion police criolla.

Admitamos que es fácil reírnos de los desaciertos ajenos y somos implacables cuando el objeto de nuestras risas es una figura pública. Pero admitamos también que Cartes solito se coloca en el paredón y se hace blanco fácil de las burlas. Citar nuevamente cada una de sus metidas de pata en discursos y declaraciones públicas sería reiterativo y aburrido (“¡má arriba!, ¡má abajo!”, “¡agua!”, “…tiro en las bolas”, etc).

No es ninguna novedad y menos en estos tiempos en que la cultura de la imagen es la que mayor impacto causa en las personas y es la forma de comunicación no verbal que precede a todas las demás: como te veas influirá inexorablemente en cómo tomen tu mensaje. Con esta variable en mano no se entiende cómo los líderes locales pierden el foco y piensan que mandonear o hacerse protagonistas con declaraciones polémicas es suficiente para hacer demostración de fuerza.

Expertos en imagen aseguran que respetar los códigos de vestimenta es fundamental para un líder que tiene por objetivo proyectar, entre otras cosas, poder, respeto y credibilidad, cosa que tal vez Cartes sepa pero no aplica. Y es este el punto en que dejamos de reírnos de sus memes… Empezamos a ver que esto no se trata solo de la imagen de un presidente que usa un vaquero tres tallas menos que la suya, no disimula su prominente abdomen y usa mocasines sin media.

Javier Díaz Mosquera –en su obra Comunicación no verbal– dice que es razonable suponer que, casi siempre, nuestra percepción de los demás está influida en parte por la vestimenta. Otros expertos agregan que quienes lucen prendas inapropiadas son tomadas como poco instruidas o preparadas para las situaciones que les tocan protagonizar.

Tomando esto, podemos decir que Cartes es una persona poco preparada para la política, el outsider que logró convencer a los colorados, primero, y a la ciudadanía después, de que haría la diferencia, que “pintaba bien”. Y es cierto, tiene algunos aciertos que él mismo se encarga de dejarlos en segundo plano por su empeño en arruinar las cosas.

Si Cartes no sabe elegir un simple pantalón, y hemos visto que tampoco sabe elegir las palabras apropiadas para hablar en público, menos está preparado para elegir a sus ministros ni para tomar decisiones que lleven a que Paraguay sea tomado en serio ante la comunidad internacional. Estamos a merced de una persona con actitudes de descontrol y excesos sobre su propia imagen que no es capaz de escuchar a un –“simple”- asesor de imagen, si es que lo tiene.

Así las cosas, nos lleva a pensar que de la misma forma actúa con sus asesores económicos, administrativos, políticos y comunicacionales, desoyéndolos para que luego toda a sociedad enfrente las nefastas consecuencias de sus errores.

Mientras siga con esa actitud, los ciudadanos no tenemos otra que reírnos –de él y de sus memes– por no llorar porque estamos viviendo en medio de una patética realidad política y en una economía más apretada que su chupín.

mescurra@abc.com.py

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