El sector eléctrico es un monopolio natural

Los incendios en las subestaciones de San Lorenzo y Lambaré y los elevados consumos de energía eléctrica debido a las altas temperaturas del ambiente provocaron cortes de energía eléctrica como hace varias décadas no se producían en el país, dejando a decenas de miles de personas, durante varias horas y hasta días, sin electricidad y desnudando la precariedad de las redes de distribución.

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Es apenas una anécdota mencionar que el día 18 de febrero de 2016 se registró el pico de demanda histórico del sistema interconectado nacional de 2.917 MW, puesto que en ese mismo momento barrios enteros se encontraban sin energía eléctrica.

Esta situación a la que fue sometida la población era totalmente evitable, puesto que al ser un problema técnico la solución existe, pero no fue realizada por falta de gestión de las autoridades de la estatal.

Ahora, lo acontecido por la falta de gestión de las autoridades de la ANDE ha regalado elementos a las ideas de desmonopolizar el sector eléctrico o permitir la participación del capital privado para asegurar la calidad del servicio.

En ese sentido, es importante realizar algunas precisiones para aclarar la discusión.

En primer lugar, el suministro de energía eléctrica, por su naturaleza, es un monopolio natural en los segmentos de transmisión y distribución y que podría haber libre competencia solo en los segmentos de generación y comercialización; por lo que la desmonopolización del sector eléctrico como conjunto no existe como una posibilidad real. En todo caso, la pregunta es si al Paraguay le conviene el monopolio estatal o el monopolio privado.

En la generación está vigente la Ley Nº 3009/2006 de la Producción y Transporte Independiente de Energía Eléctrica (PTIEE); que autoriza la generación de energía eléctrica de parte del capital privado, sin embargo, la abundante energía disponible desde Itaipú y Yacyretá son una gran barrera para la inserción de otros generadores, que solamente podrían competir con incentivos del Estado, ya que el capital privado no tiene como objetivo el desarrollo de tecnología (como sería la eólica o la solar) sino el lucro.

En la transmisión; la línea de 500 kV desde Itaipú a Villa Hayes ha dado un margen importante en la capacidad de conducción de la energía eléctrica y, sumado a la infraestructura existente, no existe déficit en este segmento. Además, es importante entender que en un sistema eléctrico no pueden coexistir varias líneas de transmisión en paralelo pertenecientes a empresas diferentes para un mismo tramo o región, solo puede existir un sistema de transmisión que podría ser público o privado. Una buena pregunta es por qué una empresa privada no tiene interés en construir la segunda línea de 500 kV desde Itaipú a Villa Hayes con fondos propios, la respuesta es por los costos elevados y la tasa de retorno muy baja.

En la distribución, la ANDE presenta el principal problema y el origen de los cortes de energía desde hace varios años y el motivo es por la falta de control y monitoreo de los transformadores de distribución entre otros factores. Ahora, las redes de distribución, por su naturaleza y topología, tampoco pueden coexistir varias pertenecientes a diferentes empresas, permitiendo que los usuarios puedan acceder a una de ellas como ocurre con las líneas de celulares en un mismo barrio o zonas; por ello es que la distribución será o un monopolio público o privado. Resultaría interesante que el capital privado pueda incursionar en las zonas sin coberturas de ANDE o en zonas alejadas con líneas precarias, pero no lo harán por no ser un negocio rentable.

En la comercialización no se requiere de grandes inversiones, sino tecnología y controles adecuados y es la última instancia del proceso de utilización de energía eléctrica y representa, por sí mismo, un negocio lucrativo. Este segmento sí podría estar abierto a la competencia, puesto que al capital privado, con poca inversión, tendría grandes ganancias sin un gran aporte al sistema eléctrico.

Por otro lado, el capital privado participó en el sector eléctrico a través de la ANDE en la provisión de materiales y equipos, trabajos tercerizados, fiscalización de líneas u obras, hasta en leasing operativo, construcciones de estaciones y subestaciones de líneas de transmisión, entre otros y todos ellos, a través de los procesos de compras regulados por la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas es decir, el capital privado forma parte del negocio eléctrico.

Lo mencionado, pretende otorgar los elementos de análisis para que la sociedad pueda sacar sus propias conclusiones, considerando que la función del Estado es garantizar la calidad y continuidad del servicio y la finalidad de las empresas privadas es justificadamente el lucro.

Qué queremos para nuestro país en el sector energético y principalmente eléctrico es un significativo aspecto en el que todos los Gobiernos, hasta ahora, no pudieron encontrar el rumbo y, debido a esto tenemos el desorden en el sector eléctrico, sin coordinación, así como las diversas ideas innovadoras y/o interesadas, aprovechando la falta de una política energética de largo plazo para el Paraguay.

Ante la falta de esa política energética se debería optar por fortalecer a la ANDE y definir indicadores de Gestión efectivos y seguimiento de resultados, con responsabilidad personal de sus autoridades a través del Consejo de Empresas Públicas o tal vez un futuro Ministerio de Energía.

Finalmente, ruego a las autoridades de la ANDE que dejen de dar excusas y de culpar a la ciudadanía por la falta de resultados y que concentren sus esfuerzos en mejorar su gestión y en cumplir la función para la cual fueron designados, de otra manera, el monopolio privado irá ganando cada vez más adeptos.

(*) Expresidente de la Unión de Ingenieros de la ANDE, secretario de la Asociación de Ingenieros del Sector Eléctrico Paraguayo (columnista invitado).

juan.encina@uia.org.py

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