Esperanza en exilio cubano

MIAMI (AFP, EFE). Miles de exiliados cubanos que sufrieron los estragos del régimen castrista recibieron la noticia de la muerte del dictador Fidel Castro al grito de “¡Cuba libre!” y “¡Libertad, libertad!”.

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“Es triste que uno se alegre de la muerte de una persona, pero es que esa persona nunca debió haber nacido”, dijo Pablo Arencibia, un maestro de 67 años que salió de Cuba hace 20.

“Satanás es el que tiene que preocuparse ahora, que Fidel va para ahí y le va a querer quitar el puesto”, bromeó, casi inaudible entre los cacerolazos, los tambores y las bocinas.

Recordaron las penurias que sufrieron y a los seres queridos que no pudieron vivir este momento.

Uno de ellos fue Michel Sánchez, preso nueve años en cárceles castristas.

Como él también fueron apresados por “conspiración” dos de sus hermanos, que permanecieron encarcelados durante 12 y 18 años, y fueron fusilados varios familiares más.

De todos ellos y del “dolor” que causó el régimen al pueblo cubano se acordó Sánchez, aunque su mayor sentimiento estas horas es el de “esperanza” de que los Castro se “vayan” del poder de una forma definitiva.

Enrique Jiménez, de 85 años, declaró: “Estamos celebrando la muerte de un dictador que ha tenido a Cuba en un puño”.

Sin embargo, la noticia le trajo recuerdos de familiares que “desgraciadamente no han podido disfrutar de este momento”.

Zené Pérez, fundador de la Unión Nacional Opositora, dijo que los “recuerdos son amargos” y piensa sobre qué injusta es la vida que le permitió vivir a Fidel hasta los 90 años y cuántos jóvenes, amigos y compañeros dieron su vida.

Juanita, la hermana

Juanita Castro, la hermana de Fidel que vive en el exilio en Miami desde los años 60, declaró: “No me regocijo de la muerte de ningún ser humano, mucho menos puedo hacerlo con alguien con mi sangre y mis apellidos”.

Juanita se exilió al igual “que todos los cubanos que salieron para encontrar un espacio donde luchar por la libertad de su país” y que, para ello, debió pagar “un alto precio de dolor”.

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