La tumba de Cristo y sus colores

A la llegada del equinoccio de primavera en el hemisferio norte, el 22 de marzo fue presentada la tumba restaurada de Jesucristo. El equipo de expertos de una universidad griega le devolvió todo su esplendor al Santo Sepulcro, dejando al descubierto sus verdaderos colores.

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“Por primera vez, en más de 200 años, podemos ver el Santo Sepulcro en Jerusalén en sus colores verdaderos”, escribe emocionado Iuval Rosenberg, el guía obligado de los becarios, en su cuenta de Facebook. Acompaña el posteo con las fotografías que él mismo tomó y que muestran las tonalidades que quedaron al descubierto tras la intervención.

En el 2000, Iuval, judío oriundo de Bariloche (Argentina), quien trabaja en el Instituto Internacional para el Liderazgo Histadrut, nos hizo de guía a un grupo de estudiantes de toda América Latina llevándonos a recorrer la ciudad vieja de Jerusalén. La ciudad santa y eterna que, de solo pronunciarla, eriza la piel.

En una de las paradas ante el Monte de los Olivos nos había dado su interpretación del por qué de la Pasión y Muerte de Cristo. “El peligro para Roma era que Jesús entró a la ciudad como un rey. Judea era gobernada por el César y ser recibido aquí como mesías era una ofensa para el imperio, porque quien se atrevía a desafiar la soberanía de Roma solo tenía un castigo: la muerte sellada”.

Luego nos llevó por el viacrucis hasta la basílica del Santo Sepulcro. Una sensación indescriptible y un temblor se apoderaba de las piernas. El cuerpo nos llevaba por inercia a un recorrido en el que uno no encuentra las palabras precisas, más que un nudo en la garganta. Introducir la mano en un hueco para palpar la roca del Gólgota en la que estaba enclavada la cruz y, luego, la tumba en sí, donde se hallaba el cuerpo, solo podría transportar a otra dimensión llena de mística y espiritualidad. Es que sobre las últimas estaciones del viacrucis se levanta esta iglesia y en su interior se halla el tabernáculo (edículo) que protegió durante siglos la sepultura.

Sucesivas coberturas de mármol, remiendos y reparaciones –que se fueron dando desde 1555–, como también el paso del tiempo, la humedad, los temblores y el hollín de las velas habían ocultado las verdaderas paredes; además, no había mucha luz. 

Con todas las intervenciones y reconstrucciones se fue agregando una especie de cascarón a todo y, gracias a ello, la tumba de Jesús se mantuvo intacta.

Ahora se puede apreciar en las fotografías el resplandor del sol que viene de la cúpula, y los marcados colores verde, azul, rosa y dorado entre tantas otras tonalidades que conforman la cobertura externa de la tumba real de Cristo.

“Las obras de restauración, que costaron unos USD 4.000.000, estuvieron a cargo de un equipo de científicos y restauradores de la Universidad Técnica Nacional de Atenas. En octubre, los científicos retiraron una losa de mármol que –según ellos– no había sido movida desde 1555, lo que permitió que examinaran lo que dijeron era la tumba original. Una cruz tallada adorna su superficie”, reporta el portal digital Israel21C.

“Considerado como el lugar más venerado del mundo cristiano, actualmente, la tumba consiste en una cama de entierro de piedra caliza que fue cortada de la pared de una cueva. El lecho está cubierto de revestimiento de mármol, con el objetivo de evitar que los peregrinos extraigan fragmentos de la roca original como recuerdo”, dice el sitio Vix.com.

El primer medio en informar sobre el descubrimiento de la tumba de Cristo para esta restauración –hecha por el equipo de 50 expertos– fue la edición internacional de National Geographic.

“Primero había una cueva o, tal vez, una oquedad en la roca. En una tumba excavada en la roca maciza fue depositado el cuerpo lacerado de Jesús de Nazaret. Posteriormente, según Eusebio de Cesarea, la tumba sagrada fue tapada con tierra y piedras, y durante el mandato de Adriano se paganizó el lugar mediante la construcción de un templo. Constantino, el defensor del cristianismo, ordenó la demolición del templo, supuestamente erigido sobre la tumba de Jesús, y levantó una basílica que ha sufrido numerosas destrucciones y reconstrucciones a lo largo de la historia”, se lee en www.nationalgeographic.com.es.

Una de la grandes destrucciones de la basílica del Santo Sepulcro se dio hacia el año 1000, lo que precisamente había desencadenado las cruzadas para la reconquista de los lugares santos de manos de los infieles y la fundación del reino latino de Jerusalén.

Iuval Rosenberg había terminado su relato en el 2000 con una preocupación sobre la disputa por el sitio sagrado, lo que precisamente había frenado su restauración durante tanto tiempo; paradójicamente, el Santo Sepulcro no tiene quien lo restaure, pues los que lo protegen no se ponen de acuerdo. 

Seis órdenes religiosas cristianas custodian el Santo Sepulcro a lo largo de los siglos: la Iglesia ortodoxa griega, la Iglesia católica romana, la Iglesia apostólica armenia y, también, las ortodoxas Siria de Antioquía, la Copta de Egipto y la de Etiopía. “Todas están de acuerdo en una cosa: allí se encuentra la sepultura de Jesucristo. En el 2015, las principales comunidades cristianas aceptaron la visita de la Universidad Técnica Nacional de Atenas con motivo de una inspección del edículo, la estructura que cubre el sepulcro, reconstruida en 1810, tras un incendio devastador”, detalla el reporte de National Geographic.

Durante la restauración

Juan Carlos Dos Santos, quien en setiembre del año pasado estuvo en el Santo Sepulcro durante su proceso de restauración para abrir el sepulcro, rescata que “el recorrido al interior de la iglesia es bastante simple, pero emotivo”.

Recuerda que “durante la visita, primeramente, fuimos al lugar en el que colocaron el cuerpo de Jesús tras ser bajado de la cruz, y en ese sitio –hoy convertido en un altar de mármol– fue donde la Virgen María recibió el cuerpo de su hijo y, después de envolverlo en una sábana, lo llevó con ayuda de otras personas a limpiarlo y untarlo con óleos para su entierro siguiendo las tradiciones judías”.

Al pasar este sitio, comenta Dos Santos, a unos pasos, se encuentra protegida por un cristal blindado y adornada arriba con la figura de un Cristo crucificado la piedra del Gólgota, el lugar en el que los soldados romanos clavaron la cruz y colocaron en ella a Jesús. Tras orar frente al Cristo crucificado, las personas, quienes una a una iban pasando frente a él, podían arrodillarse y con algún que otro esfuerzo introducían el brazo por un pequeño hoyo tratando de tocar la roca.

“Tras la fuerte experiencia de sentir con nuestras propias manos la roca en la que 2000 años antes murió el hijo de Dios para la religión cristiana, nos dirigimos hacia el sepulcro propiamente. Una cueva con dos compartimientos: el primero, el lugar en el que el ángel se le apareció a las tres mujeres, entre ellas, María de Cleofás y María Magdalena, para avisar que Jesús había resucitado. El segundo era el sitio en el que fue depositado el cuerpo al ser bajado de la cruz. Es en este lugar que meses atrás un grupo de científicos removió la enorme placa de piedra que cubría el lugar y en que metros más abajo se depositó, finalmente, el cuerpo de Cristo. Al salir, nos encontramos con un espacio en el que se cree se pudo haber untado el cuerpo con óleos aromáticos antes de ser depositado en la tumba”. 

Un recorrido profundamente intenso como si hubiera sido el más delicioso e inolvidable de los sueños. ¡Felices Pascuas de Resurrección!

FECHAS CLAVES

Año 64 a. C.: tropas romanas de Pompeyo toman Jerusalén y la anexan a la República Romana.

Año 33: Cristo muere en la cruz, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato.

Año 135: dentro de su proyecto de reconstrucción, Adriano funda sobre la antigua Jerusalén la Aelia Capitolina, y hace construir el templo de Venus sobre el Jardín de la Resurrección y el Santo Sepulcro.

Año 324: el emperador Constantino pide al obispo de Jerusalén, Macario, hallar la tumba de Cristo y, en el 326, mandó erigir la primera basílica del Santo Sepulcro tras demoler el templo pagano.

Año 614: el Imperio sasánida conquista la ciudad hasta el 638, cuando son desplazados por los musulmanes del Califato Omeya de Damasco. El edículo del Santo Sepulcro sufre daños parciales.

Año 1009: Hakim el Loco saquea y destruye a mazazos el primer edículo constantiniano; luego, lo sustituye uno de factura romana en 1014.

Año 1076: turcos selyúcidas y zanguíes conquistan Jerusalén abusando sin piedad de los cristianos.

Año 1095: el papa Urbano II predica la Primera Cruzada para recuperar Jerusalén de los musulmanes.

Año 1099: tras la reconquista de los cruzados, se crea el reino de Jerusalén.

Año 1517: luego de ocupaciones intermitentes que se fueron dando después de las cruzadas, los turcos otomanos toman la ciudad y la ocupan hasta 1917.

Año 1555: fray Bonifacio de Ragusa, custodio de Tierra Santa, construye un edículo con estilo gótico que se incendia en 1808, dando lugar al actual estilo barroco otomano entre 1809 y 1810. 

Año 1920: Mandato Británico sobre Palestina. 

Año 1947: los británicos, asumiendo su autoridad, apuntalan el edículo con vigas de acero; sin embargo, no logran unir a las iglesias cristianas para la restauración. 

Año 1948: independencia del Estado de Israel. Al año siguiente se proclama a Jerusalén como la capital. 

Año 2015: luego de décadas de desacuerdo para su restauración, las principales comunidades cristianas aceptan la visita de la Universidad Técnica Nacional de Atenas para los trabajos de rehabilitación. 

Año 2017: el 22 de marzo se presenta el edículo restaurado a la humanidad.

Fuentes: www.primeroscristianos.com

National Geographic

Israel21C

Vix.com

pgomez@abc.com.py

Fotos Agencia AFP/Iuval Rosenberg.

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