El año social amargo que se va

La economista Verónica Serafini realizó una evaluación social del año que se va, en una reciente publicación del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep) “Análisis 2023. Edición especial, Economía y Sociedad”. Refiere que el 2023 se va con sabor amargo, ya que a lo largo del año se han ido sucediendo informes que ponen en perspectiva los grandes desafíos que enfrenta el país en materia de calidad de vida y población.

La persistencia de pobreza monetaria y multidimensional y la ralentización de su reducción exigen mayor esfuerzo por parte del Estado.
La persistencia de pobreza monetaria y multidimensional y la ralentización de su reducción exigen mayor esfuerzo por parte del Estado.GENTILEZA

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Pobreza monetaria y pobreza multidimensional

En abril, los datos de pobreza monetaria total indicaban que, si bien se registró una leve reducción del 26,9% (2021) al 24,7% (2022), la pobreza extrema aumentó de 3,9% a 5,6% en ese mismo periodo. Estos niveles confirman un estancamiento del indicador, lo que en términos relativos significa una pobreza total afectando a unas 1.800.000 personas, de las cuales 415.000 se encontraban en pobreza extrema. Estos valores absolutos son similares a los existentes en 2013.

En julio se publicaron los datos de pobreza multidimensional, con la noticia positiva de una leve reducción. El reporte señala que en el 2022 la población paraguaya en situación de pobreza multidimensional fue de 17,6%, es decir, aproximadamente 1.297.000 personas se encontraban en esa situación. La incidencia en áreas rurales llegó al 36,62%, ante el 7,35% en las áreas urbanas del país.

En comparación al 2021, los indicadores con mayor reducción se relacionan con la práctica inadecuada o falta de servicios para eliminación de basura; el uso de carbón o leña para cocinar; el trabajo de personas de 10 a 17 años de edad.

En cuanto a la incidencia de la pobreza multidimensional por departamento, y en orden de descendente, se mencionan a San Pedro con 38,3%, Caazapá con 36,8%, Caaguazú alcanza un 28,6%, Itapúa 25,3%, Alto Paraná 12,9%, Central 6,7%, Asunción 3,9% y el resto de los departamentos de manera agregada muestran 24,0% de incidencia.

La persistencia de pobreza monetaria y multidimensional y la ralentización de su reducción exigen mayor esfuerzo por parte del Estado, sobre todo teniendo en cuenta el gran número de niños, niñas y adolescentes involucrados y la oportunidad que da el bono demográfico.

El censo poblacional y calidad educativa

Un mes después, en agosto, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer los resultados preliminares del octavo Censo Nacional de Población y viviendas 2022 (CNPV 2022). Se observa una sustancial caída de la fecundidad, con un promedio de 2,5 hijos por mujer, confirmando la tendencia de las mujeres a tener cada vez menos hijos.

El impacto de la pandemia del covid-19 resultó en la disminución de la esperanza de vida, revisado hasta la fecha por el CELADE (División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe - CEPAL), y que para Paraguay implicó en una disminución promedio de un año de vida. Esto implica menos sobrevivientes y resta población a la proyectada.

El nuevo contexto demográfico anuncia al Paraguay que, si no se logra en el corto plazo universalizar la educación, elevar sustancialmente los logros del aprendizaje y mejorar la calidad de vida de los hogares, el país perderá la ventana de oportunidad que genera el bono demográfico.

Último lugar en la región

Al respecto, en diciembre, el informe de evaluación educativa PISA cerró el año 2023 señalando la situación catastrófica de la educación paraguaya, ubicando a nuestro país en el último lugar de la región y entre los últimos 10 países en el mundo. Chile figuró como el país mejor evaluado de América Latina, en el puesto 37 entre los 81 examinados. Uruguay, en el lugar 53 del ranking, es el segundo de la región, mientras que México, que terminó en el puesto 57, está en el tercero.

Detrás de estos siguieron Perú (59), Costa Rica (63), Colombia (64), Brasil (65), Argentina (66), Panamá (74), Guatemala (77), El Salvador (78) y República Dominicana (79).

Estos resultados no son casuales. Chile gasta por persona alrededor de US$ 800 anuales frente a Paraguay, que destina US$ 200. Con respecto al PIB, Paraguay otorga el 3,9% y Chile el 5,2%. El bajo nivel de inversión pública en educación genera una alta exigencia de gasto de bolsillo a las familias, lo cual es un determinante de exclusión educativa, sobre todo en la adolescencia.

Investigación de Juntos por la Educación, Ortiz (2022), encontró que los gastos de las familias en rubros visibles de educación pueden llegar a representar el 40,8% de los gastos familiares mensuales en el área urbana, mientras que en las zonas rurales el 21,6%. Al considerar estos datos, queda la esperanza que en el año 2024 el país pueda ponerse de acuerdo en las transformaciones y la prioridad fiscal para la reducción de la pobreza y las mejoras educativas que se requieren para encaminar a la nación hacia el desarrollo, concluye el análisis realizado por la economista Verónica Serafini.

Pobreza

La persistencia de pobreza monetaria y multidimensional y la ralentización de su reducción exigen mayor esfuerzo por parte del Estado.

Bono

Se perderá la ventana de oportunidad que genera el bono demográfico, si no se logra universalizar la educación, elevar los logros del aprendizaje y mejorar la calidad de vida de los hogares.

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