Ley de tarjetas: implicancias en los hogares de menores ingresos

A dos años de la implementación de la Ley Nº 5.476 “que establece normas de transparencia y defensa al usuario en la utilización de tarjetas de créditos” la medida impactó negativamente en el consumidor, según datos comerciales detallados sobre la evolución de las compras concretadas con tarjetas de créditos antes y después de la referida ley, que si bien fue creada para favorecer al consumidor de menor ingreso, terminó perjudicándolo y beneficiando a los más pudientes con tasas de interés reducidas. El número de plásticos sufrió una estrepitosa caída desde la vigencia de dicha normativa, de unos 105.000, de las cuales 87.311 serían de los clientes con menores ingresos.

Cargando...

Cuando se habla de consumo de los hogares son varios los factores que terminan interviniendo como el nivel de ingreso del hogar, los precios y los recursos de financiamiento. El ingreso está vinculado a las oportunidades laborales o comerciales que tengan los integrantes del hogar, mientras que el precio incide sobre los componentes y la cantidad de productos en la canasta familiar y el crédito tiene un papel importante en el consumo, ya que posee el potencial de ampliar la capacidad de consumo.

En esta entrega se analiza la evolución de compras realizadas con tarjetas de crédito por segmento, así como del comportamiento de los rubros antes y después de la entrada en vigencia de la Ley Nº 5.476 “Que establece normas de transparencia y defensa al usuario en la utilización de tarjetas de créditos”. En una segunda entrega se analizará el impacto en los comercios por niveles de facturación y rubro de actividad económica.

Los cambios recientes de políticas públicas en Paraguay y Argentina han tenido una influencia importante en la capacidad de consumo de los hogares en Paraguay. Primero, en diciembre de 2015 el presidente de Argentina, Mauricio Macri, ponía fin a lo que se conocía como el “cepo cambiario”, liberando los controles de capitales y permitiendo que el tipo de cambio en Argentina fluctúe más libremente, lo que llevó a una fuerte depreciación del peso argentino con respecto al dólar norteamericano. Esto hacía que las fuertes ventajas de precios que existían en Argentina con relación a Paraguay terminen, lo que prácticamente representó el fin del comercio informal desde el vecino país al territorio nacional.

Este nuevo escenario tuvo su impacto en el empleo y en el consumo. Aquellas personas que tenían al contrabando como una fuente de trabajo tuvieron que pasar por un proceso de ajuste hacia una actividad económica alternativa. En el mismo sentido, para muchos hogares esto también representó un encarecimiento en el consumo, ya que dejaron de comprar productos de contrabando para comenzar a adquirirlos en la economía formal a precios relativamente más altos. No solo los paraguayos comenzaron a comprar más en tiendas formales, sino que muchos argentinos se volcaron hacia Paraguay para realizar compras aprovechando el escenario.

Segundo, y casi en forma paralela, fue promulgada la Ley de Tarjetas de Crédito, limitando la tasa de interés que cobraban las entidades financieras por el uso de los plásticos. Uno de los impactos principales de esta política fue que muchas tarjetas con líneas de crédito menores a G. 6.000.000 fueron canceladas por el propio usuario o terminaron no siendo renovadas por las entidades financieras. Esto se habría dado, presumiblemente, porque estos clientes eran considerados de mayor riesgo, sumado a que la línea de negocio ya no era rentable para los bancos y financieras, debido a la limitación en la tasa de interés. Además, con la ley de tarjetas prácticamente finalizaron las promociones en locales comerciales, reduciendo la demanda de tarjetas.

Los clientes alcanzados por la nueva normativa perdieron un recurso de consumo importante. El gráfico del presupuesto familiar antes y después de la entrada en vigencia de la ley de tarjetas representa un hogar o persona con un ingreso de salario mínimo, con acceso a una tarjeta de crédito y una cuota de pago de deuda.

Antes de la ley de tarjetas, un hogar tipo contaba con un apoyo presupuestario que suponemos de aproximadamente G. 300.000 al mes, pero después de la referida normativa dejó de contar con dicho apoyo presupuestario, disminuyendo su capacidad de consumo. El ingreso disponible en estos hogares después de sus obligaciones de cuota se redujo de G. 2.000.000, en el ejemplo, a G. 1.700.000. Las opciones que quedaban para estos hogares eran “ajustarse los cinturones” o buscar fuentes alternativas de financiamiento como las casas de crédito, comerciales de empeño y otras.

En esta edición se utilizan los datos de Bancard, la procesadora de medios de pago en Paraguay, para analizar la evolución de compras con tarjetas de crédito. 

Al observar la participación de compras en el total de consumo en Paraguay, se observa que la participación promedio de las tarjetas de crédito se redujo de aproximadamente 4,2% del total de consumo a 3,9%.

En cuanto a las compras con tarjetas de crédito, estas se dividen generalmente en los segmentos de tarjetas clásica, oro y premium, diferenciándose unas de otras, principalmente, por las líneas de crédito que ofrecen. La clásica representa la menor línea de crédito por debajo, aproximadamente, de los G. 6.000.000. El segmento oro varía, mayormente, entre G. 4.000.000 y G. 10.000.000, mientras que las premium representan líneas mayores a G. 10.000.000. Por tanto, las personas con ingresos menores generalmente acceden a una tarjeta en el segmento clásica, mientras que aquellas con mayores ingresos pueden obtener la oro o la premium. 

En el cuadro que acompañamos se grafican las compras realizadas con tarjetas en los diferentes segmentos desde enero de 2014 hasta agosto de 2017. Además se señala el momento de la implementación de la ley de tarjetas y se destacan ciertos patrones estacionales en las compras. En diciembre de todos los años se observan picos de consumo muy importantes, ya que es el mes de las fiestas de fin de año y el período en el que muchos asalariados cobran el aguinaldo.

También se presenta la evolución del nivel de compras con la tarjeta clásica, la línea menor entre las tres, donde existe una marcada disminución mensual a partir de la implementación de la ley de tarjetas. En el mismo contexto, en diciembre de 2014, las compras realizadas con la mencionada línea alcanzaban G. 175.000 millones, mientras que en diciembre de 2015 y 2016 fueron de G. 135.000 millones y G. 144.000 millones, respectivamente, reducciones muy pronunciadas de aproximadamente 20% con respecto al valor de 2014. La caída, solo en el segmento de la tarjeta clásica, fue de 13% entre setiembre del 2015 y agosto del 2017.

Por otra parte, se observa un comportamiento opuesto en los segmentos de tarjetas oro y premium, las de líneas mayores, que representan a los clientes de ingresos mayores. Al respecto, entre setiembre 2015 y agosto 2017, se destaca el aumento en los segmentos de oro y premium del 13% y 55%, respectivamente. Este crecimiento en el consumo se habría dado, principalmente, por el abaratamiento relativo del crédito para los clientes de mayores ingresos, es decir, se beneficiaron por la reducción en la tasa de interés que generó la ley de tarjetas.

Continuando con esta línea de análisis se comparan los promedios de compras mensuales de los últimos tres años. El primer año, que comprende los meses de setiembre de 2014 a agosto de 2015, se da completamente antes de la implementación de la ley de tarjetas. El segundo año, entre setiembre de 2015 y agosto de 2016 y el tercero, se considera desde el año anterior hasta el último mes de datos disponibles, es decir, a agosto de 2017. Se destaca en el gráfico la reducción en el nivel de compras de las tarjetas clásicas, que pasaron de un promedio mensual de G. 143.027 millones en 2015 a niveles menores en 2016 y 2017, de G. 126.798 millones y G. 128.218 millones, respectivamente. El promedio de compras mensuales se redujo en 10% en el año inmediatamente posterior a la ley de tarjetas y prácticamente no tuvo recuperación en el segmento de las tarjetas clásicas. En la línea de segmento oro, la variación es menor, mientras que en el de premium, el crecimiento en 2017 con respecto al 2016 fue de 32%.

Finalmente se analizan los números de tarjetas de crédito por línea de préstamo. En este contexto, se observa la repetición de patrones, específicamente en el número de plásticos con líneas de créditos menores a G. 6.000.000. La reducción, es decir, tarjetas sacadas de circulación, fue de 804.019 en setiembre de 2015 a 716.708 tarjetas en agosto de 2017, representando una disminución de 87.311 plásticos (10,85%), mientras que la caída en el número de tarjetas con líneas de crédito mayores a G. 6.000.000 fue de aproximadamente 17.900 tarjetas o 7,5%. En total, la disminución de plásticos del sistema, según datos de Bancard, fue de 105.000 unidades, de las cuales 87.311 serían de clientes con ingresos relativamente menores, dada la línea de crédito a la que pertenecían.

Es importante recordar que la tasa de interés promedio aplicada por el uso de las tarjetas de crédito, antes de la ley, era de aproximadamente 40% y actualmente oscila el 15%. Por tanto, aquellos usuarios que pudieron mantener sus tarjetas pagan una tasa de interés menor a la que abonaban antes de la normativa. En tanto que las personas que perdieron sus tarjetas y ahora deben continuar pagando la deuda, así como financiar sus compras, deben recurrir a casas de crédito o casas comerciales, donde las tasas de interés llegan incluso al doble de lo que venían pagando por el uso de la tarjeta. 

Pero, ¿cuáles son las implicancias de estos datos? 

En general se observa que el número de tarjetas de crédito ha sufrido una reducción importante. Uno de los principales motivos sería la no renovación para aquellas personas de menores ingresos, que representan un riesgo mayor para las entidades financieras y baja rentabilidad para las mismas. Es posible que la demanda de tarjetas también se haya visto afectada por la reducción y en algunos casos finalización de las promociones que ofrecían los locales comerciales, que para muchos usuarios justificaba la tenencia de una tarjeta de crédito. Además de la reducción en la disponibilidad de crédito ofrecida por los bancos y financieras a través de las tarjetas, ha contribuido a trasladar la demanda de préstamo a sectores no regulados por el Banco Central del Paraguay como las casas de crédito, comerciales, de empeño y otras, que ofrecen su propia financiación. Las tasas de interés que cobran estas entidades comerciales son generalmente mayores a las aplicadas por los bancos. Por lo que si bien la ley de tarjetas habría tenido el objetivo de proteger a los consumidores de las altas tasas de interés del sector financiero, finalmente ha llevado a que muchos consumidores de ingresos menores accedan a créditos a tasas aún mayores, mientras que aquellos con ingresos mayores terminaron beneficiándose con tasas de interés inferiores.

* Uno de los impactos principales de esta política fue que muchas tarjetas de crédito, con líneas de crédito menores a G. 6.000.000, fueron canceladas por el propio usuario o terminaron no siendo renovadas por las entidades financieras. Esto se registró porque dichos clientes eran considerados de mayor riesgo.

* La tasa de interés promedio aplicada por el uso de los plásticos antes de la Ley, era de aproximadamente 40% y actualmente oscila el 15%. Aquellos usuarios que pudieron mantenerlos pagan una tasa de interés menor a la que abonaban antes de la normativa.

* Los usuarios de tarjetas de créditos que perdieron los plásticos y que ahora deben financiar sus compras recurren a casas de crédito o casas comerciales, donde las tasas de interés de los préstamos llegan incluso al doble de lo que venían pagando en el pasado por el uso de las tarjetas de créditos.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...