¡Qué garra es ser cursillista de la UNA!

Cuando estás en el cursillo, y cada vez falta menos tiempo para los esperados “exámenes de ingreso”, tu mente comienza a jugar en tu contra. ¿Quién en algún momento no tuvo el pensamiento de que no iba a lograr su objetivo o se puso a calcular cuántos puntos tiene que hacer en cada materia para ingresar, aunque sea, entre los últimos de la lista? Lo que queremos es que todo termine y volver a dormir sin tener que estudiar el día entero.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/PSNPRTR3ARHLHGFFVVSLRYZB3A.jpg

Cargando...

El cursillo de ingreso de la UNA no es para personas que esperan cumplir sus objetivos de una manera sencilla y es por ello que, por el camino, muchos “degeneran” porque dicen que es “demasiado garra”. Al comenzar el CPI, la mayoría tiene todas las pilas para ponerse a estudiar, pero el pasar del tiempo hace que esas ganas vayan perdiéndose, debido al desgaste físico y mental.

No importa que tan bien o mal te caen tus compañeros, siempre los considerás tus mayores “enemigos”, porque lo principal es asegurar tu nombre en la lista de ingresantes y, como cualquiera, buscás un lugar en la facultad. Cuando te preguntan: “¿Dónde vas a estudiar matemática?”, les decís: “Esto lo di todo en el colegio, por eso nomás me es fácil y suelo repasar en casa”, para no darles el número del profesor que te enseña la materia de manera más fácil y sencilla.

Tampoco tiene relevancia en qué puesto ves tu nombre en la lista; el sueño máximo es estar adentro y no interesa si lo lográs en el primer o último puesto. Además, con el pasar de los meses, cuando faltan semanas para los exámenes, todos los que siguen en la lucha comienzan a dudar si lograrán ingresar o no, pues la cantidad de postulantes siempre es amplia y los temas a estudiar para cada materia también lo son.

Así que en algún momento u otro la mayoría entra en una crisis psicológica que llena sus mentes de pensamientos negativos. Pero, de todos modos, al final de este largo camino, los vencedores esperan con ansias la gran fiesta de bautismo, en la cual todo el estrés “precursillo” desaparece y la alegría se apodera de sus cuerpos para comenzar a celebrar con sus futuros compañeros acompañados del fuerte grito de: “¡Lo logramos!”.

Por Gonzalo Recalde (18 años)

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...