La violencia contra la mujer, en números

Entre 2010 y mediados de 2015, un total de 359 mujeres fueron asesinadas en diferentes circunstancias en Paraguay, un país con una cultura marcadamente machista. A su vez, el Ministerio de la Mujer atendió, sólo el año pasado, 1.877 casos de violencia.

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El hallazgo del cuerpo descuartizado de Cinthia Carolina Escobar Almada, de 30 años, el pasado martes en Villa Hayes, conmocionó al país. Sin embargo, la situación de Escobar Almada -que deja tres hijos huérfanos- no puede ser un caso aislado en un país de cultura machista y en el que, solamente el año pasado, el Ministerio de la Mujer recibió 11.237 llamadas de pedidos de asesoramiento y auxilio de mujeres de diferentes ciudades.

“El feminicidio es la expresión máxima de la violencia contra la mujer”, dice la licenciada Lourdes Ostertarg, psicóloga de este ministerio, a ABC Color. Apenas en 2015, dicho Ministerio atendió 1.877 casos de violencia de género, lo que da un promedio de cinco denuncias por día. Mientras tanto, los datos que maneja el Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana (ONSCC) del Ministerio del Interior, indican que en cinco años y medio, en Paraguay fueron asesinadas un total de 359 mujeres.

De esta cantidad, el 51% (186) fue víctima de un ataque por arma de fuego, que es el principal elemento utilizado en el marco del feminicidio, según reporta el Observatorio Nacional, que hizo un relevamiento de todos los homicidios dolosos y culposos del país desde 2010 hasta mediados de 2015. En segundo lugar aparece la muerte por arma blanca, que, según lo que indica estas estadísticas, 109 de las 359 víctimas (30%) fueron asesinadas con arma blanca (puñal, estoque, etc).

Ostertag señala que el denominador común en las mujeres, sean de cualquier rango social, es el miedo. “No es fácil volver a la casa en la que vive una persona agresiva a la que se debe denunciar. Por eso habilitamos el albergue, para dar soluciones que sean preventivas, pero la realidad es que un tema mucho más amplio. La mujer que es víctima de violencia tiene miedo, miedo a salir, a conocer gente, a contar su historia”, dice la experta.

Para Ostertag, la violencia contra la mujer no obedece a ningún rango social o posición económica. Señala que, si bien la mayoría de los casos que atiende el Ministerio de la Mujer tiene como protagonista a familias de escasos recursos, existen algunos en que la víctima es una persona con un poder adquisitivo más que importante.

“Tenemos casos desde familias formadas por cuidadocoches hasta familias formadas por médicos. La violencia de género no discrimina la situación económica. Lo peor en el caso de las personas de clase alta es que no se animan a hacer la denuncia o recurrir a ayuda por el temor de lo que dirá la sociedad, entonces, muchas veces, callan la violencia que sufren”, indica la especialista.

Según Ostertag, el apoyo que da la Secretaría en estos casos es tratar de prevenir. En ese sentido, comenta que desde 2012 funciona en dicha institución un albergue para mujeres víctimas de violencia en que dan apoyo psicológico y orientación. “El año pasado tuvimos 47 mujeres en el albergue y 72 niños. La situación con la violencia contra la mujer en una familia es que los hijos son directamente los más perjudicados, por lo que, quienes acuden al albergue, vienen con sus hijos para que puedan también ser atendidos”, explica la profesional.

Menciona que hay síntomas que las mujeres deben tener en cuenta a la hora de determinar si su concubino o esposo es un agresor o al menos potencial agresor. “El hombre se adueña de la persona. Empieza con el control de sus cosas, se posesiona de ella. Tenemos indicadores muy serios como cuando le controla el celular, la cartera. Tenemos un caso en el que el hombre hasta le revisaba la ropa interior a su mujer para buscar algún rastro de alguna actividad sexual. También empiezan con el control de las redes sociales. Se trata de un control total de la persona”, refiere. Señala además que prácticamente todos los casos atendidos en el Ministerio presentan estas características, en que el agresor va “creyéndose dueño” de la mujer.

Según lo que muestra el Observatorio Nacional, el rango de edad en que más mujeres son asesinadas es de 18 a 29 años, que representa el 31% de todos los casos presentados en cinco años y medio. En el primer semestre de 2015, el 89,9% de las víctimas de homicidio doloso corresponden al sexo masculino (266 víctimas) y el 10,1% al femenino (30 víctimas), de acuerdo con los números del Observatorio. 

En 2012, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) habilitó su “Secretaría de Género” con el objetivo de tener una secretaría especializada para tratar temas especializados sobre violencia contra la mujer. En ese sentido, según muestra esta oficina, uno de los casos más comunes que se presenta en el país es el de la violencia doméstica. En ese sentido, los últimos datos actualizados señalan que en 2014, los juzgados de Paz de todo el país recibieron un total de 4.171 denuncias por violencia doméstica por parte de mujeres, contra 518 denuncias realizadas por hombres.

De las 4.171 denuncias realizadas por mujeres, 2.681, es decir, el 61% de las denuncias, corresponden a agresiones recibidas por el concubino, esposo o la pareja actual de la persona denunciante. Según el tipo de violencia, siempre tomando 2014, el 54% de las denuncias tomadas por la Secretaría de Género señala que la agresión recibida fue psíquica, el 41% física y el resto se reparte entre sexual, patrimonial y otros. El rango de edad en el que más denuncias se realizaron es de 21 a 40 años, que en 2014 llegó a los 2.688 casos (62%).

Para la abogada Mirta Moragas, especializada en derechos humanos, la situación de las mujeres violentadas no recibe la respuesta que se debería tener desde los estamentos estatales y también, en varios casos, desde la propia sociedad. “El policía dice que es un vyrore’i (tontería) la denuncia, el juez lo mismo, la sociedad dice que ella luego es una loca por cómo se viste, entonces, al final, siempre se tiene la desconfianza de la palabra de la mujer que denuncia”, indica la abogada.

La profesional dice que existen, a su criterio, los elementos jurídicos para que el Estado haga un mejor acompañamiento de los casos de violencia, tanto contra la mujer así como contra los niños. “Cuando una mujer hace una denuncia, se anima a llegar a una comisaría, es porque ya no aguanta la violencia que sufre, es porque está llegando a un extremo”, dice Moragas. Sin embargo, agrega que recién cuando una mujer aparece descuartizada, la gente reacciona.

Señala que actualmente se tiene un sistema de justicia que no da respuesta, principalmente porque no se cree en la denuncia de una mujer violentada. “Yo no creo tanto que hay que cambiar la ley para hacer algo, como muchos dicen. Estoy convencida de que, con los elementos que tiene el Estado hoy, se puede ayudar o tener una mejor cobertura de estos casos”, señala la abogada.

“Al final, siempre la mujer es la culpable y cuando aparece con un rastro de golpe, igual se desconfía de su palabra”, finaliza Moragas.

 

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