Cuando el ballet se narra con alma: el BCMM estrenó “La Cenicienta” de Marina Sánchez

Macarena Vallejo deslumbró como una inolvidable Cenicienta, con una actuación llena de encanto y sensibilidad. Fotografía gentileza de Rubén Vistoso.

El Ballet Clásico y Moderno Municipal (BCMM) estrenó mundialmente su versión de La Cenicienta el pasado viernes en el Teatro Municipal “Ignacio A. Pane”. La coreografía estuvo a cargo de la bailarina y maestra uruguaya Marina Sánchez, con arreglos musicales del maestro Esteban Urtiaga sobre la partitura original de Serguéi Prokofiev. La puesta en escena deslumbró por su calidad técnica, estética y emocional.

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Con una sala colmada y gran expectativa, el Ballet Clásico y Moderno Municipal (BCMM) presentó en el escenario del Teatro Municipal “Ignacio A. Pane” su esperada versión de “La Cenicienta”, una adaptación original que combina fidelidad al relato clásico con una sensibilidad contemporánea.

La coreografía lleva la firma de la reconocida bailarina uruguaya Marina Sánchez, actual coreógrafa residente y maestra del Ballet Nacional Sodre, además de coach escénica de los programas televisivos Got Talent y La Voz Uruguay. Por su parte, la música de Serguéi Prokofiev fue adaptada con maestría por el compositor y director Esteban Urtiaga, quien logró resaltar con sutileza las transiciones dramáticas y las atmósferas de cada escena.

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Una producción impecable

Desde el primer cuadro —cuando la pequeña Cenicienta comparte una escena entrañable con sus padres— se despliega una narrativa cargada de emoción. Amor, inocencia y ternura dan paso a la tristeza ante la muerte de la madre, marcando el inicio de un viaje profundamente humano.

La llegada de la madrastra y sus hijas trastoca por completo la armonía inicial. En la función de estreno, Federico Fleitas (madrastra), junto a Pamela Giménez y Cristina Báez (hermanastras), ofrecieron un trabajo escénico memorable.

Con una comicidad desbordante y una expresividad precisa, lograron una interpretación tan hilarante como efectiva. Este trío destacó por su compromiso con el lenguaje corporal, el ritmo teatral y un humor finamente integrado al movimiento, demostrando una versatilidad actoral poco habitual en producciones de este tipo.

La comicidad alcanzó su punto más alto, provocando carcajadas constantes en todo el público. Fotografía: Fernando Romero / ABC.

En el contrapunto perfecto, la Cenicienta de Macarena Vallejo conmovió por su dulzura, sutileza y técnica. Supo habitar cada etapa emocional del personaje, desde la tristeza inicial hasta el fulgor del enamoramiento. Su sonrisa y presencia escénica irradiaban autenticidad, acompañadas de un virtuosismo técnico que realzó las secuencias más delicadas.

El Príncipe, encarnado por Abel Rivarola, aportó serenidad, elegancia y un aire clásico ideal para el rol. Su química con Vallejo fue palpable, y juntos crearon momentos de verdadera poesía escénica que hicieron vibrar al público.

Macarena y Abel cautivaron con una química romántica que traspasó el escenario. Fotografía: Fernando Romero / ABC.

Otro de los grandes aciertos de esta función fue la interpretación de Maia Ayala como el Hada Madrina: luminosa, imponente, con una técnica impecable que hipnotizaba en cada aparición. Su carisma y dominio escénico siguen siendo innegables.

Mientras que los distintos cuadros parecían extraídos de un libro de cuentos: entre la casa de La Cenicienta, la atmósfera onírica del bosque encantado y la vibrante escena del baile, la propuesta estética fue coherente y mágica. Los vestuarios, la escenografía y la iluminación formaron un todo armonioso, cuidando hasta el más mínimo detalle.

La escenografía y los efectos especiales lograron sumergir al público en un auténtico cuento de hadas. Fotografía: Fernando Romero / ABC.

La coreografía de Sánchez combinó romanticismo y dinamismo, logrando un balance entre la danza clásica y elementos de teatro físico y expresión contemporánea. Cada movimiento fue preciso, estilizado, pero también narrativo: el baile y la actuación estaban entrelazados de forma orgánica, como si uno no pudiera existir sin el otro.

En suma, esta versión de La Cenicienta representa un aporte sólido y sensible al repertorio del BCMM. Bajo la dirección artística de Miguel Bonnin, el estreno fue confiado a un equipo que lo elevó con profesionalismo y emoción. Sin duda, esta obra pasará a formar parte del repertorio habitual y será recordada por su calidad y belleza.

Las funciones continúan hoy a las 16:00 y 19:00, como también el próximo fin de semana. Las entradas pueden adquirirse vía WhatsApp al (0975) 555-209, desde G. 50.000.

Coreografías impecables y sincronizadas elevaron el espectáculo a otro nivel. Fotografía gentileza de Rubén Vistoso.

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