A muchos el nombre Counting Crows, banda formada en 1991, les remitirá a su mega hit “Mr. Jones”, que los hizo mundialmente famosos, o a la canción “Accidentally in Love”, soundtrack de Shrek 2 y que fuera nominada al Óscar en esa ocasión como Mejor Canción Original.
Pero Counting Crows es más que eso. Es un mundo de emociones y sensaciones. Es pensar cada movimiento sin dejar que pese lo que dicte la industria. Para Adam tener ese pensamiento como premisa fue importante para dejar fluir sus sentimientos y recibir nueva música que le llegó mientras estaba de vacaciones en una campiña británica.
Es que este nuevo disco sale casi siete años después de “Somewhere Under Wonderland”, y tiene una particularidad que hace que para Adam sea “especial”. El trabajo, que ya fue presentado en algunos conciertos en vivo, se compone de cuatro canciones que unidas conforman una suite de 19 minutos. A Adam le pareció apropiada esta forma de presentar sus músicas, ya que “fluyeron” entre sí.
Si bien no estuvieron en pausa, ya que en 2019 estuvieron de gira y muy ocupados, el hecho de que haya pasado mucho tiempo para que salga nueva música responde a que el cantante no sentía que llegara algo especial.
“Simplemente no me sentía como para grabar o como para sacar un disco. Escribir es algo muy íntimo, algo mío con los miembros de la banda. Y grabar es, de nuevo, algo entre mis seis mejores amigos, yo y un productor. Pero sacar discos involucra a mucha más gente. Está envuelta la compañía de discos, la prensa, muchas cosas con las que estaba un poco quemado. No quería hacerlo por un tiempo, quería un descanso de todo eso, entonces me alejé por un tiempo”, contó el artista de 57 años de edad desde su casa en el Reino Unido.
Un viaje a la granja de un amigo en dicho país, en compañía de su novia, dos perros y el paisaje hicieron que aparezca la música. Tuvo que alquilar un piano ya que no había uno. Tras un par de días tocando ya salió “The Tall Grass”, la primera canción.
“Al día siguiente estaba tocando de nuevo para mí, jugando con el final, porque no estaba seguro de si estaba terminado o quería que sea más larga. Empecé a tocar diferentes acordes sobre el final. Pensé: ok, esta canción no está terminada y tal vez sea más larga como “Palisades Park”, con todos estos diferentes movimientos, y empecé a pensar en eso y me dí cuenta que era una canción diferente. Pensé: guau, vino de “The Tall Grass” suavemente, así que dije: ¿por qué no escribo una serie de canciones donde el fin de una sea el inicio de la otra? Así tendría cuatro diferentes canciones flotando como una canción larga. Eso me emocionó. Eso fue lo primero que me hizo querer escribir en muchos años, y desde ahí trabajé, trabajé y trabajé hasta que compuse toda la suite”, detalló el músico.
Entonces ¿cómo supo que era el momento de sacarlo al mundo? Porque simplemente lo hacen cuando quieren. “Hicimos un disco y ese era el momento perfecto. No creo que haya nada más que pensar cuando haces discos. Si estás inspirado y querés escribir canciones y querés hacer un disco ese es el momento para hacerlo. Es el único requerimiento”, sentenció.
Música sin intrusiones
Adam, quien con su banda propone ahora una suite completa, se pone a pensar también sobre cómo funciona hoy en día la industria musical y sus “reglas”, hablando sobre las nuevas “modas” de lanzar solo sencillos, algo que él considera que su banda no podría hacerlo bien.
“Lo que queremos es que puedas perderte en él”, dijo sobre su nuevo disco, observando en que eso los hace diferentes. “Eso es en lo que somos buenos como banda, entonces no importa cuándo es un buen tiempo para hacer sencillos. No importa qué, siempre tenés que hacer lo que te inspire. Yo nunca me inspiré a hacer solo sencillos, porque quiero hacer cuerpos enteros de trabajo”, afirmó.
Asimismo, reflexionó acerca de su relación con sus compañeros de banda David Bryson (guitarra y voces), Dan Vickrey (guitarra principal y voces), David Immerglück (guitarra y voces), Millard Powers (bajo), Charlie Gillingham (piano y teclados) y Jim Bogios (batería), a quienes los considera sus hermanos y amigos.
De hecho, no evita decir que en todos estos años el vínculo “ha cambiado en diferentes formas” y que la manera de encontrar un equilibrio y durar tanto en el tiempo es ir “enfocándose en trabajar más con otra persona por momentos, por momentos con otra, por lo que eso cambia todo el tiempo”. Este ya es un acuerdo tácito entre todos quienes son conscientes de que la participación de cada uno es importante.
“Mucho de mi trabajo ahora y mi foco está en David Immerglück, nuestro guitarrista, porque trabajamos muy bien juntos y creo que en estos años nos enfocamos en nosotros dos, en poner ideas juntos y él es una gran, gran, gran parte de este álbum. Uno siempre trata de encontrar la mejor forma de grabar y puede ser difícil porque tenemos tres guitarristas y se puede volver un poco ruidoso al comienzo. Esta vez dos de ellos no estuvieron al principio, Dave Bryson y Dan Vickrey se quedaron en casa y luego los trajimos al final porque no podían venir y enviaron sus cosas desde casa, por lo que este álbum es mucho de Immer y yo ensamblando todo, aunque al comienzo lo hicimos con Dave Bryson”, especificó sobre este proceso.
De igual forma también la amistad por fuera de la banda es importante para él, ya que recordó a sus amigos como Chris Carrabba, de Dashboard Confessional, o Dave Le’aupepe, de Gang of Youths.
Recordó que ambos le han mencionado también la influencia de Counting Crows tanto para sus bandas como para la historia de la música. “Mis amigos siempre amaron la banda y la prensa ha rehusado un poco. A veces nos amaban, a veces nos odiaban, a veces nos ignoraban, pero hasta donde sé los músicos enloquecen con Counting Crows y siempre he tenido buena onda con otros músicos”, indicó.
Errar, una gran “herramienta”
Acerca del paso del tiempo pero hablando sobre las formas de grabar y las facilidades que hay hoy en día, aseguró que eso facilita mucho todo, pero que aún siguen siendo “un grupo de amigos en un cuarto tocando juntos”.
“Ahora tienes herramientas diferentes, como ProTools, que te hace las cosas más fáciles en muchos sentidos como en las formas de edición. Pero cuando recién empezamos recuerdo que no podías editar por ejemplo, el piano por lo que cada parte tenía que ser tocada a la perfección y eso es molesto, porque tratar de ser perfecto suena como una buena idea pero realmente te embota a veces porque no experimentas, porque estás tan concentrado en hacerlo bien. Es mejor tener la libertad de cometer errores porque eso te puede hacer realmente creativo. Creo que ProTools puede ser una herramienta para seguir apestando e igual hacer música porque puedes cortar cosas y luego juntarlas, pero también puede ser una herramienta para ser más creativo”, refirió.
Al respecto profundizó que la creatividad es todo a la hora de hacer música. No obstante, planteó que “la parte difícil es que nadie nos paga ya por nuestra música y eso hace todo más difícil, ya casi no quedan estudios, es difícil encontrar lugares para tocar y tienes que ser muy consciente del hecho de que ya casi no puedes hacer dinero, tienes que ser muy económico a la hora de grabar. Solíamos ir a hacer discos por meses y entrabamos a estudio por tres meses para grabar y amaba eso, pero este lo hicimos en dos semanas. Es diferente”, relató.
La buena suerte
La amistad fue siempre el vehículo para la creatividad de Adam y eso puede notarse en cada historia que cuenta. Antes de despedirse, recordó también cómo obtuvo el nombre de la banda que en español significa “Contando cuervos”.
Su mejor amiga, la actriz Mary-Louise Parker, a quien conoce desde niña, tuvo una primera película llamada “Signs of Life”. En una escena los personajes interpretados por Vincent D’Onofrio y Kevin O’Connor estaban parados en una ladera tratando de descifrar qué harían con el resto de sus vidas mientras un cuervo les sobrevuela.
Vince dice: “¿Cómo era esa rima infantil que tu abuela nos cantaba sobre contar cuervos?”. Así obtuvo el nombre, de esa línea y luego se dio cuenta de lo que significaba pues era una rima que hablaba de enumerar cuervos y, según el número que uno veía, eso determinaría si tendría mala o buena suerte.
“No sabía, y Mary-Louise me contó cuando nos conocimos, que el título original de la película era “One for sorrow, two for joy” y luego cambió a llamó “Signs of Life”. Pero sí supe que se refería a contar cuervos, y así es como tuve el nombre”.
“Es gracioso porque ví la película en el cine y seis meses después salió en video. Estaba sentado en la casa de mis padres haciendo una lista de nombres para nuestra banda, tenía como 60 nombres, dos columnas de terribles, terribles nombres. E hice esto mientras miraba la película y cuando pasó esa escena pensé “oh, ese es nuestro nombre”. Y tiré los papeles en la chimenea. Pensé “Counting Crows”, ese es nuestro nombre”, recordó este artista para quien la música es su “vida entera”.
“La música ha sido lo central en mi vida. Desde que era un niño, desde ser un fan y escucharla, fue mi comodidad y mi alegría, mi consuelo y mi emoción, y luego en cierto punto me convertí en músico, empecé a escribir y pasé mi vida haciendo música. Empecé a hacer música cuando tenía 18 y ahora tengo 57. La música ha sido todo de una manera u otra y sigo siendo un gran fan, sigo escuchando música todo el tiempo, ha sido todo para mí”, pensó.
Sobre el camino con el grupo expresó: “Creo que lo más importante es continuar queriendo ser una banda que saque nueva música que importe, porque de otro modo te volvés una banda de “grandes éxitos”, tocando conciertos de legado para fanáticos que se van volviendo cada vez más viejos. Entonces estoy muy muy feliz sobre todo esto”, cerró.
Lo que sí es seguro es que Counting Crows es una banda que contó con la buena suerte siempre de su lado.