Ernesto Estigarribia: “Hay que confiar en el proceso”

El director paraguayo Ernesto Estigarribia dirigió a la Minnesota Orchestra, una de las más importantes de los Estados Unidos, en abril pasado. El músico, quien hace más de diez años desarrolla su carrera en dicho país, habló de los frutos del esfuerzo, de no cegarse ante las conquistas y de la importancia de abrazar los procesos.

Ernesto Estigarribia.
Ernesto Estigarribia es un director de orquesta paraguayo que se destaca en el exterior y alienta a los más jóvenes a trabajar por sus carreras, estudiar y confiar en los procesos.gentileza

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Las melodías creadas por Chopin, Mozart y Beethoven se alzaban en el aire al igual que el olor del café o del pan recién tostado en los desayunos de la familia Estigarribia-Mussi, en Paraguay. El pequeño Ernesto Estigarribia disfrutaba de estos procesos los sábados y domingos con la música que elegían poner su papá o su mamá.

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Movido por la música clásica, Ernesto estudió piano. Pero un día hubo algo que lo impactó profundamente. Era estudiante y asistió a un concierto de la Orquesta Sinfónica Académica del Conservatorio Nacional de Música, dirigida por Florentín Giménez.

“Cuando vi a la orquesta y la magia chispeante que existe entre los músicos, al mismo tiempo, y un director con una templanza que comandaba y lideraba a todo ese grupo, me atrapó. Ver esa magia con mis propios ojos en el teatro del Hotel Guaraní me hizo decidir que haría lo que fuese necesario para ser parte de eso”, reconoció en una conversación con ABC, vía Zoom, desde los Estados Unidos.

Así, como uno de tantos sueños cumplidos, Ernesto Estigarribia, quien hace 13 años está desarrollando su carrera artística en los Estados Unidos, tomó la batuta los días 17 y 18 de abril ante la Minnesota Orchestra, para dirigir el programa “Música alrededor del mundo”.

“Es la orquesta más importante de Minnesota. Es una de las top 10 de Estados Unidos y diría que top 15 del mundo. En este siglo ganó dos Grammy, fue nominada a varios otros premios, fue la primera orquesta en ir de gira a Cuba luego del embargo, toca frecuentemente en la BBC, hace giras por Europa o Sudáfrica, graba y lanza discos todos los años, o sea es una orquesta no solo regional sino de perfil nacional. Aquí en Estados Unidos están categorizadas las orquestas por el tamaño presupuestario y por el mérito artístico y esta es de categoría A”, explicó el director paraguayo.

Ernesto, quien también toca la viola, expresó que fue “un honor tremendo” que se hayan fijado en él. Contó que trabajó con esta orquesta varias veces como asistente, pero que finalmente lo convocaron a dirigir dos conciertos.

“Como les dije a los músicos y miembros del staff, era la primera vez que un paraguayo hacía algo así y sentía el peso de todo el país sobre mis hombros. Como yo me desenvolvía esa semana podía influir en la percepción que se tiene no solo sobre sino de mi país, es un peso diferente al que si yo era de Finlandia, Alemania, Argentina o Brasil”, observó.

En ese sentido, manifestó que “algo remotamente similar fue lo de Remberto Giménez, en los años 50, cuando fue invitado a dirigir la MDR de Alemania, además su propia obra, la “Rapsodia paraguaya”.

Dirección con compromiso

El programa de ambos conciertos estuvo dedicado a mostrar un amplio abanico de obras del mundo y de compositores de diferentes generaciones. “Desde la obra de Florence Price, compositora cuya obra se tocó en una orquesta grande como la Chicago Symphony en los años 30 y fue relegada por mucho tiempo y ahora está reemergiendo de las cenizas, hasta de José Pablo Moncayo, representante de Latinoamérica con el huapango. También sonó la música de Huang Ro, compositor chino, y también un repertorio ya establecido como de Chopin y Grieg”, detalló.

Al decir de Ernesto, pararse ante una orquesta de tamaña relevancia, exigía de él mucho conocimiento y templanza. “Es una orquesta donde todos son especialistas y expertos en lo que hacen. Yo no me voy a enseñarles nada a ellos, pero sí debo informar la interpretación que vamos a utilizar en esa semana. Eso se trabaja en los ensayos y después ‘boom’, ya es el concierto. Ese es el ritmo con el que ellos trabajan, tocan todas las notas que existen, saben perfectamente qué hacer. Entonces el rol del director en una posición como esa es básicamente coordinación y tener toma de decisiones a un nivel alto, coordinar todas las opiniones musicales que vienen. Es como dirigir a la selección de fútbol de tu país”, comparó.

Un camino lleno de satisfacciones

Pero todo este camino que Ernesto construyó no se dio de la noche a la mañana. Se recuerda en ese momento de impacto cuando vio a una orquesta, en su adolescencia, y confirmó que quería ser parte de eso. Junto a su mamá, se reunió con Florentín Giménez quien lo alentó a estudiar viola, por sus cualidades físicas más que nada y porque “en Paraguay faltan violas”, según le dijo el maestro.

“Yo no sabía qué era la viola, no tenía idea”, indicó entre risas, pero admitió que este instrumento fue el medio con el cual se involucró en una orquesta “pero terminé en la dirección orquestal, que era el fin”, manifestó.

No obstante, profundizó: “Siempre pensé que iba a ser un músico de orquesta, toqué en la OSN por 5 años, y que 20 o 30 años después con toda esa experiencia impregnada en mi piel de música y repertorio, que la dirección iba a venir de forma natural, pero aceleré y todo pasó en menos tiempo. Ahora trabajo con músicos de 8 a 80 años, y la dirección junta mis pasiones: la música y la gente”, remarcó.

Para Ernesto salir del país fue algo imperante, ya que sentía que en el momento en que empezaba a desarrollar su carrera como músico, todo era “incipiente” aquí en cuanto a estudios. “También quería tener una experiencia más global. Uno acá se codea con gente de todo el mundo. Es importante para la música, pero para ser un director de orquesta hay que tener una visión amplia y Estados Unidos me brindó muchas oportunidades”, resaltó.

Actualmente, Ernesto es director musical de la Orquesta Sinfónica de Sheboygan y la Orquesta Sinfónica de Mankato. Además, es director asociado de la Orquesta Sinfónica de Quad City, director musical de los Conjuntos Juveniles Sinfónicos de Quad City y director de orquestas en Augustana College.

Ha dirigido, también la Sinfónica de La Crosse, Sinfónica de Dubuque, Sinfónica de St. Cloud, Sinfónica de Rochester, la Orquesta de Cámara del Centro del Conocimiento (Argentina) y la Orquesta Sinfónica Nacional del Paraguay y es el director invitado más frecuente de la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional (Paraguay).

Estigarribia tiene una licenciatura por la Universidad Estatal de Pittsburg, así como una maestría y un doctorado por la Universidad de Minnesota, donde estudió dirección con Mark Russell Smith. En su tiempo libre, disfruta cocinar recetas veganas con su esposa Sabrina.

Esfuerzo y suerte

“Es una combinación de controlar lo que se puede, porque yo puedo controlar la intensidad de mi trabajo y esfuerzo, pero eso no es todo. Siempre hay un 1% de suerte y es esa combinación la que logra resultados maravillosos”, pensó Estigarribia sobre su camino.

“Cuando la suerte viene uno tiene que estar preparado para poder satisfacer y cumplir con las oportunidades que se presenten. Por más que pensemos que podamos controlar cada aspecto de la vida en realidad solo podemos controlar el 99%, hay un resto que es suerte, chance, pero ese 99% determina cómo uno va a reaccionar en ese 1%”, analizó.

Él explicó que trabaja “muy duro”. Por ejemplo, trabaja una hora y media por un minuto de obra. “Si es una obra de 10 minutos, serían 900 minutos en total, y esta temporada estoy haciendo casi 30 conciertos”.

Al decirlo en voz alta se ríe, y enseguida dice: “Es mucho trabajo, pero tengo la oportunidad de sentarme y mirar una partitura que escribió Mozart o Beethoven o Stravinsky, es como si yo estuviera teniendo una conversación con esa gente. Es un privilegio enorme. Hay que tener la habilidad de tener la gramática para poder comunicarse con la partitura”, detalló.

Disfrutar del proceso y del presente

“Te mirás en el espejo a la mañana cuando despertás y no podés creer las cosas que están pasando”, expresó al hablar de cómo reflexiona su presente. “Aprecio cada segundo, trato de vivir y aprender al máximo, porque la vida es un aprendizaje”, señaló quien hoy por hoy está terminando su primera temporada como director de la Sinfónica de Sheboygan.

“Lo que me pasa me sigue sorprendiendo, pero al mismo tiempo trato que esos pensamientos no nublen mi trabajo del día a día. Porque lo que me pasó recién no es un punto terminal. Uno tiene que probarse que es digno de esa posición. Siento gratitud, esa es la palabra. Gratitud con todos los que alguna vez tocaron mi vida. Desde la OSN, donde empecé, porque yo aprendí en cada lugar donde estuve y tuve la fortuna de tener gente que me apoyó desde siempre”, remarcó.

Para él, lo importante es saber palpar ese día a día. “A veces las cosas no son ahora, mañana, el otro mes, o el otro año. Todo viene con la profesión y en esta, de director titular, uno vive en el presente, en el futuro y también en el pasado, porque ahora mismo estoy ejecutando la temporada que planeé hace un año y acabo de planear la temporada siguiente. Uno vive en diferentes planos temporales, pero hay que confiar en el proceso”, reconoció.

“Hay que saber manejar el disfrute del presente y no dejar de soñar, de prepararse para el futuro. Es una vida de continua preparación. Siempre hay algo más que se puede saber, siempre hay un viaje más a la partitura, por más que uno pueda dirigir de memoria. Yo cada vez tengo más preguntas sobre la música que dirijo, no menos. Es una búsqueda constante, haciéndose cuestionamientos a sí mismo, a la música, de forma continua. Es como una bola de nieve, cada vez se hace más grande”, planteó.

Ahora, está “muy contento pero con hambre de más”. Ernesto disfruta el momento, porque cada conquista eleva la vara en su carrera. “Yo me debo a este arte, mi deber es tocar la vida de la gente a través de la música y desarrollar mi talento para poder cumplir eso al máximo potencial posible”, cerró.

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