Con invitados argentinos, la OSN presentará un programa de “alta calidad”

“Purahéi mbyaty” es el nombre del concierto que presentará hoy la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), que en la ocasión será dirigida por el destacado maestro argentino Luis Gorelik y que tendrá también la participación de su compatriota, el pianista Mariano Manzanelli. Obras de E. Grieg y D. Shostakovich sonarán de su mano, en el Teatro Municipal “Ignacio A. Pane” (Pdte. Franco e/ Chile y Alberdi) a las 20:00. Acceso libre y gratuito.

Luis Gorelik (foto) y Mariano Manzanelli son los argentinos invitados al concierto de temporada que ofrecerá hoy la OSN con obras de Grieg y Shostakovich.
Luis Gorelik (foto) y Mariano Manzanelli son los argentinos invitados al concierto de temporada que ofrecerá hoy la OSN con obras de Grieg y Shostakovich.Gentileza

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La Orquesta Sinfónica Nacional presentará su quinto concierto de la Temporada Oficial Internacional 2023, bajo la dirección de Luis Gorelik y el pianista invitado Mariano Manzanelli como invitados especiales. Con ellos se ofrecerá un repertorio que incluye las obras Concierto para piano, Op. 16, de Edvard Grieg, y la Sinfonía Nº 5, de Dimitri Shostakovich.

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La ocasión será además especial por varios motivos: esta es la primera vez que Gorelik visita Paraguay, la primera vez que Manzanelli, quien ha venido hace varios años, abordará la gran obra de Grieg, y la primera vez que ambos actuarán juntos.

Acerca del programa, el director explicó que las obras “si bien pertenecen a siglos distintos están entre las más populares e interpretadas por orquestas sinfónicas en todo el mundo”. Sobre el concierto para piano de Grieg, detalló que esta pieza se ha ganado “un gran sitial siendo probablemente el concierto más reconocido para piano y orquesta” al ser una composición “de gran virtuosismo y dificultad, de mucho brillo y lirismo”. “Podemos decir que es la cumbre del romanticismo musical para piano y orquesta”, resaltó.

En la segunda parte sonará la Sinfonía Nº 5 de Dimitri Shostakovich, obra del año 1939. “Es una de las más populares escritas durante el siglo 20. Tiene muchas influencias de la escritura orquestal romántica mezclada con elementos propios del constructivismo que abordaban los compositores soviéticos. Estamos hablando de plena época de la revolución cultural soviética”, explicó sobre esta obra “de gran exigencia para la orquesta”.

El acto creativo

Ambos coincidieron en que cada experiencia de concierto es algo único, mientras que el director planteó que cada oportunidad de compartir entre un director y un solista, como también con la orquesta “es un acto creativo”. Al respecto, desarrolló que ese proceso “demanda cierta cuota de flexibilidad y de negociación, donde uno debe amoldarse y proponer al mismo tiempo. De esa mezcla sale un producto nuevo”, remarcó.

A su vez, Mariano profundizó en que el diálogo previo a los ensayos es parte de esa misma construcción. “Como intérprete, obviamente uno va creando su propia versión. Pero estoy de acuerdo con el maestro en la construcción en conjunto”, refirió el pianista.

Gorelik reflexionó también sobre la elasticidad de las obras cada vez que suenan en un nuevo concierto o grabación. “En ese sentido tengo una posición muy marcada: no soy de los que creen que haya que, entre comillas, respetar los deseos del compositor; con todo respeto lo digo. Si tengo al compositor reencarnado al lado mío, probablemente nuestras miradas serían muy diferentes y está bien que sea así porque o si no, si se tratara de lograr una versión definitiva, una vez lograda se grabaría y la obra dejaría de ser tocada”, dijo.

La obra está viva en tanto se relee, se traduce, circula. Pongo en cuestionamiento el fanatismo por las versiones históricamente informadas. Creo que hay que tener mucha apertura, flexibilidad, creatividad y entender que una obra musical es un ente que tiene vida propia y que va mucho más allá del que la crea. Si uno lo entiende de esa forma la obra evoluciona en las distintas lecturas”, subrayó.

A la hora de pensar en la vigencia de ciertas obras, ambos manifestaron que esa actualidad es inherente a las buenas artes. “El examen de una obra de arte lo da su trascendencia a lo largo del tiempo. En un momento uno no puede dimensionar el impacto y la influencia que determinada obra puede tener a futuro, pero algunas subsisten y otras van quedando en el olvido”, dijo Gorelik.

En tanto Manzanelli indicó que ese proceso hace que una obra se “refresque”. “Al ser interpretada una obra por mujeres y hombres a lo largo del tiempo las posibilidades son muchísimas y eso la mantiene vigente”, valoró.

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La música como ganancia

Ambos se encuentran cultivando experiencias que son, para ellos, riquezas. Gorelik salió de la ciudad de La Plata para recorrer el mundo y actualmente dirige a la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos. Manzanelli salió de Ituzaingó para perseguir el sueño de vivir de la música, llegando también a diferentes países. Los dos movidos por la música desde muy pequeños, hoy viven en Buenos Aires, desde donde van y vienen.

“Hay un crecimiento que va de la mano de toda esta profesión, en mi caso que uno reelige y eso lo considero como una fortuna. No estamos exentos de las crisis existenciales pero porque tampoco es fácil mantenerse vigente como artista. Tengo la suerte de trabajar mucho, porque hay mucha gente que se dedica a esto entonces tal vez los espacios no son suficientes”, evaluó el pianista sobre sus experiencias.

El director, quien también es guitarrista, reconoció que al descubrir la dirección orquestal encontró “el lenguaje a través del cual mejor me podía expresar”.

Para él ese deseo, que lo acompaña desde que se nutre de la música desde que tiene uso de razón, es algo que no cambia. “Lo que cambia son las formas del deseo. Como decía Lacan, el día que se acaba el deseo uno está muerto en vida. En tanto el deseo existe hay pulsión vital. Para llevar adelante una carrera artística hace falta muchísima voluntad y deseo, por ende no puede faltar nunca, porque el recorrido es áspero, no es fácil, está lleno de contratiempos y demanda mucho esfuerzo personal”, observó.

Pero sobre el disfrute, pensó que es algo “esquivo” y no permanente. “Es una situación que puede darse más o menos, no está garantizado. Reside en un lugar de difícil acceso y en eso radica su potencia, cuesta alcanzarlo y se alcanza en momento que son mágicos, donde se conjuga todo”, remarcó.

Para los dos, la aspiración más grande que tienen al momento es que el concierto de esta noche “sea de lo mejor”. “Es muy importante que los paraguayos puedan disfrutar esto y estar presentes para demostrar su apoyo”, mencionó Mariano, quien destacó que la OSN se encuentra en un momento bisagra.

El director coincidió con él y dijo que esta orquesta “está encarando un proceso de puesta en valor institucional y artístico” que es muy bueno tanto para el país como para la institución. “La OSN es un organismo de muchísimo arraigo y prestigio, a través de este proceso creo que va a consolidarse a lo largo del tiempo. Poder ser partícipe y colaborar de eso un privilegio. Además tengo mucha satisfacción por los resultados logrados con la orquesta, un grupo de muy buena calidad”, planteó. Además, destacó que la OSN como organismo público realice sus eventos de forma gratuita.

Finalmente, el director invitó a la gente “a que venga al teatro a disfrutar de un programa orquestal de la más alta calidad con dos obras que son de lo mejor que se ha escrito en toda la historia de la música”.

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