“Los asesinos de la luna”: otra pieza de excelencia de Scorsese

Martin Scorsese presenta un complejo e impactante drama sobre injusticia histórica con actuaciones de Leonardo DiCaprio y Robert De Niro que están entre lo mejor de sus respectivas carreras, y una Lily Gladstone a quien, con justicia, le van a llover premios.

Los asesinos de la luna película Leonardo DiCaprio Lily Gladstone
Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone en "Los asesinos de la luna".Paramount Pictures

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En el ocaso de su carrera, el legendario cineasta Martin Scorsese ha estado creando algunos de sus trabajos más audaces. Particularmente sus últimas tres películas, incluyendo su fascinante nueva obra Los asesinos de la luna, se sienten como reflexiones íntimas a escala épica sobre su país, su religión, su filmografía y el poder del mismísimo medio del cine como herramienta de entretenimiento, educación, preservación, celebración y denuncia.

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Los asesinos de la luna trascurre en la década de 1920 en las tierras de la nación indígena Osage en Oklahoma, Estados Unidos. El hallazgo de petróleo convirtió a los Osage no solo en algunas de las personas más ricas del país en ese entonces, sino que también los hizo blanco de siniestras maquinaciones que comenzaron a cobrarse vidas a un ritmo casi epidémico.

Aunque no le falta violencia (presentada de forma fría, casi periodística, sin artificio), la forma en que esa violencia se dispersa en la dramatización de Scorsese de los crímenes contra la nación Osage no tiene la naturaleza explosiva o contundente de los eventos de ese tipo en otros dramas criminales del director como Buenos muchachos o la más reciente El irlandés.

La diseminación de violencia y muerte sobre los Osage se presenta más como un veneno o un cáncer consciente, una descomposición intencional de la estructura celular de la cultura y la genealogía de los nativos, una campaña traicionera de guerra psicológica, genética, biológica y tradicional en la que la agresión se consuma con vínculos de matrimonio y manipulaciones médicas en igual medid que con plomo, puñales y garrotes.

Con el ritmo de un “western” lento, Scorsese desgrana con paciencia la historia central del exsoldado Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) y su matrimonio con la heredera Osage Mollie Brown (Lily Gladstone), una relación instigada por el poderoso tío de Ernest, William Hale (Robert De Niro) con el afán de conseguir que los derechos sobre la fortuna petrolera de los Brown fluyan a su propia familia.

Scorsese campa a sus anchas sobre las generosas tres horas y media de duración de la película, dejando que su cámara repose sobre rituales espirituales, conversaciones sinceras y engaños oscuros, en los silencios pesados que siguen a explosiones de violencia o descontrol, y delineando cuidadosamente la red conspirativa y sus múltiples artífices y víctimas más allá del trío principal.

De hecho, es tal la paciencia con que Scorsese desarrolla la historia que uno puede fácilmente caer en la errónea impresión de que la película es demasiado lenta para igualar los niveles de excelencia de las últimas dos películas del director, las maravillosas Silencio y El irlandés. Uno puede, fácilmente, llegar a la tercera hora pensando que está viendo una película muy buena pero no esencial dentro de la incomparable filmografía de Scorsese.

Pero la película termina de encajar recién en su final con una de las conclusiones más audaces imaginables, que revela a Los asesinos de la luna no solo como una atrapante crónica de hechos reales sino como una crítica a su propia existencia, al hecho de que una historia como la que cuenta, tan importante e ilustrativa de injusticias coloniales fácilmente aplicables no solo a la historia de los Estados Unidos sino de casi todo el mundo, que debería ser enseñada ampliamente y conocida de forma universal, solo pueda llegar a las masas a través de un producto comercial hecho por manos blancas y con un prominente logo corporativo encima.

Más allá de las hazañas temáticas de la película, su presentación es lógicamente espectacular, una superproducción en toda regla en una época en que rara vez una película de 200 millones de dólares refleja en pantalla ese presupuesto. Secuencias rebosantes de extras, vehículos centenarios y coloridos vestuarios bellamente fotografiados por Rodrigo Prieto. Y la legendaria Thelma Schoonmaker sigue demostrando – como si hiciera falta – lo fundamental que su trabajo en la edición es para el ADN del cine de Scorsese.

Lily Gladstone brilla como el núcleo emocional de la historia, un oasis de decencia y humanidad que contrasta con sus dos mucho más experimentadas coestrellas: DiCaprio como un títere sin columna vertebral ahogándose en las aguas de sus propios crímenes y De Niro como un siniestro lobo con piel de oveja.

Los asesinos de la luna es un complejo, desafiante y esplendoroso nuevo triunfo de un cineasta que a sus ocho décadas de vida se siente más incombustible que nunca.

Calificación: 5/5

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LOS ASESINOS DE LA LUNA

Título original: Killers of the Flower Moon

Dirigida por Martin Scorsese

Escrita por Martin Scorsese y Eric Roth (basada en un libro de David Grann)

Producida por Martin Scorsese, Dan Friedkin, Daniel Lupi y Bradley Thomas

Edición por Thelma Schoonmaker

Dirección de fotografía por Rodrigo Prieto

Banda sonora compuesta por Robbie Robertson

Elenco: Leonardo DiCaprio, Lily Gladstone, Robert De Niro, Jesse Plemons, Tantoo Cardinal, Brendan Fraser, John Lithgow, Cara Jade Myers, JaNae Collins, JaNae Collins, Jason Isbell, William Belleau, Louis Cancelmi, Scott Shepherd, Everett Waller, Talee Redcorn

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