Se trata de Ramiro Ortega Quiñónez, acusado por robo agravado y tentativa de homicidio, quien fue sentenciado a 18 años de prisión, y su sobrina Gloria Escalada Escobar, procesada por robo agravado, quien fue sancionada con ocho años de encierro.
El fallo condenatorio fue dictado ayer por el Tribunal de Sentencia, presidido por Zunilda Martínez e integrado por Alba Meza y Fátima Burró, mientras que la fiscala acusadora fue Denice Liliana Duarte.
La mayoría de los testigos declararon por medios telemáticos en el juicio oral y público.
Según los antecedentes, la mañana del 3 de julio de 2013, tres delincuentes entraron a la casa y sorprendieron a la dueña Wang Chen Chun Chu acostada en su habitación. La víctima fue reducida y golpeada en la cabeza con una varilla de hierro por el bandido, que portaba una capucha e incluso trató de ahorcar a la afectada.
La ciudadana oriental intentó defenderse y le quitó el pasamontañas a su agresor. Esa situación provocó la furia del malviviente, quien intentó asfixiar a la víctima con una almohada.
Los bandidos robaron US$ 30.000, casi G. 200 millones al cambio actual, además de anillos con diamante, piedras preciosas, esmeraldas y otras joyas pertenecientes a la víctima, que en aquel entonces era vicepresidenta de la Fundación Los Ángeles, Paraguay–China.
Cuatro horas después, la víctima fue encontrada en el piso por su esposo, inconsciente y ensangrentada.
Gloria Escalada prestaba servicios domésticos en la casa de la taiwanesa y un día antes del asalto fue despedida debido a la desaparición de objetos de valor, pero no devolvió una de las llaves del portón al alegar que la extravió.
En una serie de allanamientos fue detenido Francisco Escalada, hermano de la condenada. En su declaración, este confesó a los policías que su tío Ramiro Ortega fue quien había preparado todo el plan del robo.
Ortega fue reconocido por las lesiones que el forense encontró en su rostro al momento de la inspección, producto del arañazo que sufrió por parte de Wang Chan Chun.
En tanto que Gloria fue implicada por la llave de la casa de la taiwanesa que se encontró en su domicilio, que inicialmente dijo que se había extraviado.