Comer bien para mejorar la memoria: cómo hacerlo

¿Comer bananas ayuda a mejorar la memoria? Eliminá esta y otras dudas en esta nota sobre cómo mejorar la memoria.

Mujer come chocolate.
Mujer come chocolate.Shutterstock

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Si querés sobresalir en los exámenes o simplemente recordar dónde dejaste tus llaves, hay varias cosas que se pueden hacer para mejorar la memoria, siempre y cuando no sufras de pérdida de memoria como una condición médica.

Desde comer bananas hasta usar una variedad de estrategias mnemotécnicas, si sos optimista y dedicado, serás capaz de conservar intactas las funciones cerebrales, y, en especial, mejorar tu memoria.

El cerebro humano es, sin lugar a dudas, la parte más fascinante y sorprendente de nuestro organismo. En este centro nervioso se encuentra o desarrolla la complejísima función cerebral llamada memoria, una capacidad que si bien no es únicamente humana, nuestra especie ha desarrollado de forma ejemplar, como ninguna otra lo ha hecho.

Probablemente sea la razón por la que, hoy, nuestra especie ocupa semejante lugar en el planeta.

La memoria humana funciona como una gran biblioteca de magnitudes inimaginables, que requiere de una suerte de restauraciones, ejercicio, repasos de inventario y puestas a punto, para trabajar de la mejor manera.

Qué hacer para conservar la memoria

Alimentación variada y equilibrada.
Alimentación variada y equilibrada.

Estas son algunas cosas que podemos implementar ya mismo para conservar intactas las funciones cerebrales, y en especial nuestra memoria.

1. Comer bien. La alimentación juega un papel importante en el objetivo de reforzar la memoria. Es clave elegir alimentos ricos en ciertas sustancias que ayudan al cerebro a trabajar bien.

Sn ideales los alimentos ricos en fósforo (cacao en polvo, yema de huevo, pescado azul, almendras, productos lácteos…), potasio (aguacate, bananas, germen de trigo, naranjas…) y magnesio (semillas de girasol, maní, soja, cereales integrales…).

También debemos asegurar al cerebro su aporte necesario de glucosa, mejor de asimilación lenta.

2. Apostar por los antioxidantes. Hay ciertas sustancias que ayudan a mejorar nuestra memoria porque tienen compuestos antioxidantes o mejoran la circulación sanguínea.

Así, por ejemplo, el té verde es uno de los mejores antioxidantes, el orégano mejora la circulación sanguínea en el cerebro, como también lo hacen el ginko biloba o el gingseng.

3. Oler romero. Los estudios demuestran que oler romero puede mejorar tu memoria. Lleva siempre un ramito de romero o inhala el aroma de aceite de romero una vez al día.

Tras una serie de pruebas realizadas a personas sanas por un equipo de psicólogos de la Universidad de Northumbria, en Newcastle (Reino Unido), se ha concluido que el aceite esencial de romero aumenta entre un 60 y 75 % las probabilidades de recordar hacer cosas tan cotidianas como tomar un medicamento, acudir a una cita o acordarse de una fecha señalada.

Además de mejorar la memoria a largo plazo y la capacidad de realizar ejercicios mentales de aritmética, este nuevo hallazgo le atribuye una gran capacidad para fomentar la memoria prospectiva, convirtiéndolo en un remedio fantástico para la vida moderna, siempre tan bombardeada de pequeñas tareas.

4. Comer chocolate. Cuidándose de los excesos, un estudio publicado en febrero de 2013 en el British Journal of Clinical Pharmacology dice que un tipo de componente del cacao, los flavonoles, podrían estar relacionados con un mejor funcionamiento cognitivo, ya que estimulan la perfusión cerebral, favorecen la neurogénesis y promueven cambios en las áreas relacionadas con el aprendizaje y la memoria.

Mug cake o torta en taza.
Mug cake o torta de chocolate en taza.

5. Beber con moderación. El alcohol no es un buen amigo de nuestro cerebro y es que no hay más que ver cómo trata de hablar, pensar o recitar una persona con unas copas de más.

Estos efectos tan devastadores no se acompañan con el vino tinto, siempre con moderación, puesto que contiene resveratrol, un flavonoide beneficioso para las arterias y, por supuesto, también para que la sangre llegue al cerebro. No más de una copa las mujeres y dos copas diarias los hombres.

6. Cultivar tu interés. No hay duda de que se recuerdan mucho mejor las cosas que nos interesan que las que no. Por este motivo, es importante que nos volquemos en los asuntos y, si nos parecen aburridos, tratar de asociarlos a otras cosas más amenas.

Si sos capaz de recitar de corrido la alineación de tu equipo favorito de fútbol, también serás capaz de recordar otras cosas que te gustan menos, solo tenés que esforzarte un poco más.

7. Practicar la meditación. Según un estudio del Instituto Tecnológico de Massachussets, en colaboración con las universidades de Harvard y Yale, la meditación puede ayudar a fortalecer las áreas de la corteza cerebral encargadas de la atención y de procesar los estímulos sensoriales externos.

Meditación
Meditación

Además de luchar contra el estrés y la ansiedad, parece que la práctica de meditación diaria tiene más beneficios.

8. Hacer ejercicio físico. El ejercicio mental es importante para fortalecer la memoria, pero también lo es el físico. Y es que la práctica de ejercicio ayuda a mejorar la oxigenación del cerebro, lo que le permite a este trabajar mejor. Son cada vez más los beneficios para el cerebro asociados al deporte.

Según Kirk I. Ericson de la Universidad de Pittsburgh, en colaboración con un grupo de investigadores de distintas universidades norteamericanas, el ejercicio físico aeróbico aumenta el tamaño del hipocampo anterior y ello conlleva mejoras en la memoria espacial.

Concluye que es una buena forma de revertir la pérdida de volumen asociada a la edad en esta estructura cerebral fundamental para la memoria.

9. Usar tu otra mano. Tanto si sos diestro como si sos zurdo, es importante que no olvides que tenés otra mano. Hacer pequeñas tareas con la mano con la que no estamos acostumbrados hace que nuestro cerebro se vea obligado a crear conexiones nuevas.

A partir de ahora, abrí las puertas con la otra mano, dibujá, ponete el reloj en el otro brazo o, simplemente, remové la sopa: tu cerebro te lo agradecerá.

10. Tranquilizarse. Cuando no puedas recordar dónde dejaste algo, cómo se llama alguien o a qué hora es una determinada cita, lo más seguro es que te vayas poniendo cada vez más nervioso y ese estrés bloqueará definitivamente la memoria.

Tratá de tranquilizarte, cerrá los ojos, respirá hondo y volvé a pensar en ello un par de minutos después cuando no estés tan agobiado por ese despiste inicial. Seguro que acabarás recordándolo.

11. Descansar bien. Cuando estamos durmiendo nuestro cerebro no descansa y es que, para él, es el momento de clasificar toda la información que ha ido absorbiendo a lo largo del día.

Una mujer joven vestida con jeans y una camiseta blanca de manga larga descansa cómodamente en un sillón de una plaza ubicada junto a una puerta ventana.
Descanso.

Por eso, son tan importantes las pausas en el estudio y también lo es dormir de manera suficiente.

12. Leer un libro. La lectura es todo un placer, una afición agradable, pero también una de las mejores formas de potenciar nuestra memoria. Y es que leer ayuda a ampliar y manejar correctamente el vocabulario, mejora tu capacidad de comprensión del lenguaje y fomenta la imaginación, todas ellas capacidades relacionadas con la memoria.

Además, en ocasiones, hay libros que exigen a que prestemos especial atención a diferentes nombres, datos o relaciones entre personajes que obligan a que trabajemos, aún más, la memoria.

13. Contar cuentos. Hay muchas personas que no disfrutan con los libros o que prefieren actividades en grupo. No hay problema. Seguro que será entretenido leer un cuento a los más pequeños de la casa o acercarse a un hogar de ancianos y hacerlo para los residentes.

Si tu imaginación te lo permite, es genial que puedas inventarte historias y así, además de pasar un buen rato con ellos, trabajarás tu memoria para recordar datos para que tu historieta sea creíble.

14. Volver a estudiar. Ya sea iniciar una carrera terciaria o hacer algún cursillo o, incluso, ayudar a tus hijos, sobrinos o nietos con sus deberes. Esto te obligará a recordar conceptos, palabras o fórmulas que pensabas que ya habías olvidado.

A través de cursos online, podés aprender un poco más sobre la carrera a la que te dedicás o la especialidad que deseás estudiar, además de varios datos de cultura general.
Estudiar.

15. Escuchar música. Hay cientos de estudios que avalan que escuchar música, preferiblemente clásica, mejora y mantiene las funciones cerebrales en todas las etapas de la vida.

Y es que la música estimula las células del cerebro, lo que ayuda a la concentración mental, la memoria y al desarrollo visual y auditivo.

16. Jugar. Matá el aburrimiento y pasá una buena tarde con tus familiares o amigos con un juego de mesa o una baraja de cartas. Dependiendo del tipo de juego, se potencian unas habilidades diferentes, aunque, en líneas generales, se trabaja la memoria, el razonamiento lógico, el manejo del lenguaje o la fluidez verbal.

Siempre podés elegir juegos más educativos que otros, pero prácticamente todos te ayudarán a poner en marcha tu cerebro.

17. Hacer pasatiempos. No solo sirven para llenar los ratos de ocio, las horas muertas en el metro o en una sala de espera, puesto que los pasatiempos también fortalecen la memoria.

En este sentido, los crucigramas y las sopas de letras activan el manejo del lenguaje, los populares sudokus potencian las habilidades matemáticas, los jeroglíficos estimulan el pensamiento lógico y los juegos de encontrar diferencias favorecen la atención visual.

18. Hacer manualidades. Esta actividad también puede ayudar a fortalecer la memoria porque la creatividad, la agilidad en las manos y la coordinación de estas con la capacidad visual obligan al cerebro a ponerse las pilas.

Tareas como la costura, la alfarería, la restauración o hasta la cocina pueden ser suficientes.

19. Ordena tus recuerdos. Hay muchas cosas que merecen la pena recordarse en nuestra vida y todas ellas también nos ayudarán a trabajar la memoria.

Ordená tus viejos álbumes de fotos y esas imágenes antiguas harán que trates de recordar dónde se hizo esa foto, cómo se llama ese viejo amigo al que hace muchos años que no ves, cuándo fuiste a ese lugar por última vez… También es buena idea ordenar papeles o cartas antiguas, ya que, además de que tus estanterías y cajones se verán mejor, el efecto es similar.

20. Usar la tecnología. Dicen que muchos de los avances tecnológicos han hecho que cada vez tengamos que pensar menos, pero afortunadamente también hay muchas opciones que nos ayudan a mejorar nuestra salud.

Y es que se han puesto de moda programas informáticos y videojuegos que nos ayudan a hacer ejercicio físico, pero también mental. Actividades de lógica, juegos de parejas o ejercicios de destreza visual o que requieren memorizar datos son algunas de las propuestas de estos juegos saludables.

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