Las razones de las recientes tensiones entre Kosovo y Serbia

El reciente estallido de tensiones entre Kosovo y Serbia, el peor en una década, se explica por la delicada cuestión de la minoría serbia en este país de mayoría albanesa, una comunidad que se niega a someterse a las autoridades de Pristina.

Unidad de Operaciones Especiales de la Policía de Kosovo, en el área cerca de la frontera entre Kosovo y Serbia.
Unidad de Operaciones Especiales de la Policía de Kosovo, en el área cerca de la frontera entre Kosovo y Serbia.121324+0000 ARMEND NIMANI

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Serbia nunca ha aceptado la independencia declarada en 2008 por su antigua provincia de Kosovo, reconocida por la mayoría de los países occidentales, y sus relaciones siguen siendo difíciles.

Estos son algunos datos sobre la última crisis entre Belgrado y Pristina, cuyas complicadas relaciones son un gran obstáculo para su eventual integración europea.

¿De dónde vienen las últimas tensiones?

Estallaron el 20 de septiembre, cuando Pristina envió unidades de la policía especial de Kosovo fuertemente armadas al norte del país, una región de mayoría serbia.

La Policía debía supervisar la decisión de Pristina de prohibir las matrículas serbias en el territorio.

Los conductores de vehículos serbios que entran en Kosovo están ahora obligados a mostrar placas kosovares temporales. A los numerosos serbios del norte de Kosovo que conducen con matrícula serbia se les pide que hagan lo mismo.

Pristina alega que se trata de una medida de “reciprocidad” , ya que los vehículos con matrícula de la “República de Kosovo” —no reconocida por Belgrado— se ven obligados desde hace años a utilizar matrículas serbias provisionales para entrar en Serbia.

¿Qué ocurrió?

En respuesta, cientos de serbios, con el apoyo de Belgrado, bloquearon las carreteras que conducen a los dos pasos fronterizos del norte de Kosovo, Jarinje y Brnjak, impidiendo el tráfico.

Irónicamente, la población serbia local es la más afectada, ya que depende en gran medida de los vínculos con Serbia y muchos serbios del norte trabajan, estudian o buscan tratamiento médico en Serbia.

Belgrado elevó el nivel de alerta de su ejército en la zona fronteriza, desplegó blindados a dos kilómetros de distancia y sus aviones de combate sobrevolaron la zona por primera vez desde la mortífera guerra entre las fuerzas serbias y los independentistas albaneses (1998-99) .

La KFOR, la fuerza de la OTAN responsable de la seguridad de Kosovo desde el final del conflicto, que dejó 13.000 muertos, la gran mayoría albaneses, ha intensificado sus patrullas.

Se trata de los incidentes más graves desde 2011, cuando Kosovo desplegó policías en los pasos fronterizos y los serbios reaccionaron bloqueando las carreteras.

La situación se calmó tras la mediación de la KFOR.

Minoría serbia

De los 1,8 millones de habitantes de Kosovo, unos 120.000 son serbios, en su mayoría leales a Serbia como “madre patria” y al presidente serbio Aleksandar Vucic.

Estos lazos son especialmente fuertes entre los 40.000 serbios del norte, debido a su proximidad geográfica con Belgrado, que los financia al tiempo que los anima a rechazar la autoridad de Pristina.

En la parte serbia de la gran ciudad dividida del norte, Mitrovica, ha desaparecido todo rastro de Kosovo.

Las banderas serbias están por todas partes, el dinar serbio domina y los habitantes no pagan ni impuestos ni electricidad porque las instituciones kosovares han renunciado a ellos.

Los otros 80.000 miembros de la minoría serbia, dispersos en enclaves por todo Kosovo, son más pragmáticos y cooperan más con los albaneses.

- ¿Qué quieren Belgrado y Pristina? -

Kosovo quiere que se reconozca su soberanía no solo en la escena internacional, donde los vetos de China y Rusia le impiden ser miembro de la ONU, sino también en todo su territorio.

El primer ministro de izquierdas, Albin Kurti, acusa a Belgrado de querer “provocar un conflicto” .

Aleksandar Vucic dijo que solo daría a la OTAN 24 horas para reaccionar si los serbios de Kosovo se vieran amenazados.

Belgrado reclama la aplicación de un acuerdo firmado en 2013 sobre la creación de una asociación de municipios donde vive la minoría serbia, pero que ha no se ha aplicado.

Según los analistas, no es un buen momento para el compromiso, ya que tanto Kosovo como Serbia se enfrentan a elecciones, las locales en octubre y las nacionales en Serbia el año que viene.

¿Y ahora?

“Estamos ante un espectáculo de propaganda política que terminará en unos días” , afirma el analista militar serbio Aleksandar Radic en el canal N1.

Pero la situación sigue siendo volátil porque un incidente sobre el terreno podría degenerar.

Con el apoyo de Estados Unidos, la UE, que lidera un diálogo estancado desde hace diez años, exige una “disminución de la tensión” y trata de persuadir a las dos partes, cuyos negociadores estarán en Bruselas el miércoles, para que hablen.

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