Desde el 1 de enero al 31 de octubre llegaron de manera irregular a España 34.343 inmigrantes, un 23,7% más respecto al mismo periodo de 2020, de acuerdo a un informe del Ministerio del Interior español.
Si se compara el aumento de llegadas de la última quincena de octubre con las registradas en los primeros quince días del mes, se aprecia que el ritmo ha disminuido, al pasar de un crecimiento del 40,9 % a ese 23,7%.
La mayoría de los inmigrantes que entraron de forma irregular fue por vía marítima, 32.713 en 1.905 embarcaciones, con un crecimiento interanual del 24,2%.
Las islas Canarias (Atlántico) se mantienen como la principal ruta de llegada de la inmigración irregular a España, pues durante los primeros diez meses del año arribaron a sus costas 16.827 personas, con un aumento del 44,3 % respecto al mismo período del año anterior.
La ruta migratoria desde costas africanas a estas islas se ha convertido en una de las más utilizadas y peligrosas para llegar a territorio de la Unión Europea, con 23.023 inmigrantes irregulares en 2020, un 756,8 por ciento más que en 2019, según datos oficiales.
La afluencia de inmigrantes irregulares por mar a la España peninsular y las islas Baleares (Mediterráneo) también creció aunque en menor medida, un 7,6 % más que hace un año, con 15.282 personas.
Interior sigue sin actualizar las cifras de llegadas a Ceuta, ciudad española en el norte de África, entre los pasados 17 y el 18 de mayo, estimadas en cerca de 10.000 inmigrantes ante la pasividad de las autoridades en el lado marroquí de la frontera durante una seria crisis diplomática entre España y Marruecos.
Sin incluir esas cifras, sí recoge la entrada irregular en esta ciudad por tierra de 588 personas, con un crecimiento interanual del 284,3%, y por mar de 596 inmigrantes, un 31,6% más.
A Melilla, la otra ciudad española en el norte de África, llegaron de forma irregular por vía terrestre a través de la frontera con Marruecos 1.042 personas, con un descenso del 18,4%, y sólo ocho entraron por vía marítima.
Ceuta y Melilla son fronteras terrestres de la Unión Europea (UE) en África, con una notable presión migratoria principalmente de subsaharianos y magrebíes.