"Los periodistas deben tener protección en zonas de conflicto y tenemos la responsabilidad de conocer la verdad", indicó en su cuente de Twitter el ministro israelí.
No obstante, Lapid puntualizó que las "fuerzas de seguridad continuarán operando allá donde sea necesario para evitar el terrorismo y el asesinato de más israelíes".
Tanto las autoridades palestinas, como el medio Al Yazira han responsabilizado a Israel de la muerte de la conocida periodista, que murió por un impacto de bala en la cabeza cubriendo la redada en el campo de refugiados de Yenín, uno de los focos del movimiento miliciano palestino.
Sin embargo, el Ejército israelí ha señalado que las circunstancias de su muerte no están claras y han apuntado a los disparos de milicianos palestinos como la causa de la muerte.
El presidente palestino, Mahmud Abás, condenó ese "crimen de ejecución por parte de las fuerzas de ocupación israelíes" contra la periodista durante ese operativo, en el que también resultó herido el periodista palestino Ali Samoudi.
“Presidencia responsabiliza plenamente al gobierno israelí por este crimen atroz, parte de una política diaria de la ocupación contra nuestro pueblo, su tierra y sus lugares sagrados”, subrayó Abás en un comunicado.
Según Abás, el suceso de hoy es también "parte de la política de la ocupación de atacar a los periodistas para ocultar la verdad y cometer crímenes en silencio”.
Las fuerzas de seguridad israelíes han intensificado en el último mes las redadas y "operaciones de contraterrorismo" en toda Cisjordania ocupada, y en particular en la zona de Yenín, en respuesta a la ola de ataques que ha sufrido Israel, seis desde finales de marzo con un saldo de 18 muertos.
Una treintena de palestinos han muerto durante esos operativos, algunos de ellos civiles desarmados y sin vínculos con las milicias palestinas, y decenas han sido detenidos.