Hamás, el favorecido gran ausente del conflicto entre Israel y Yihad Islámica

Pablo Duer Jerusalén, 11 ago (EFE).- Si la reciente escalada de violencia entre Israel y la Yihad Islámica en Gaza duró solo tres días fue, en parte, por la decisión de Hamás de no involucrarse. Según analistas, esto se debió a una mezcla de presiones externas, voluntad popular, intereses políticos y hasta concesiones económicas de parte de Israel.

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A medida que las horas pasaban, las muertes palestinas aumentaban y la violencia no cesaba, todas las miradas en la Franja de Gaza se posaban sobre el movimiento islamista Hamás: su decisión de sumarse o no a la respuesta armada de la Yihad Islámica Palestina (YIP) a la ofensiva israelí definiría la magnitud y duración del conflicto.

Optaron por levantar el dedo del gatillo, contribuyendo a una desescalada que, tras tres días de hostilidades y 44 gazatíes muertos, culminó con un acuerdo de alto el fuego el domingo por la noche.

Esa decisión aún retumba con fuerza, desde Gaza -donde Hamás gobierna de facto desde 2007- hasta Cisjordania ocupada, pasando por Israel, e incluso en distintas partes de Oriente Medio.

CALMA POR BENEFICIOS

"Hamás no estaba listo para este conflicto", resume a Efe el analista político gazatí Mustafa Ibrahim, sobre la reacción inicial del grupo tras el "ataque preventivo" israelí contra la YIP que inició las hostilidades el pasado viernes.

No se refiere únicamente a una cuestión de preparación y estrategia militar, sino también a la disposición del grupo a realizar sacrificios en lo civil para entrar en un conflicto militar.

"En tanto gobernante de Gaza, Hamás no puede entrar en un conflicto y sacrificar los logros que ha alcanzado respecto a la mejoría en las condiciones económicas en Gaza", agrega Ibrahim, en referencia a una serie de concesiones económicas que ha hecho Israel al movimiento islamista en el último año como parte de un nuevo paradigma de calma por beneficios económicos,.

Bajo este modelo, durante el último año el actual Gobierno israelí ha otorgado 14.000 permisos de trabajo para gazatíes y aumentado la cantidad de combustible que ingresa al enclave, entre otras medidas destinadas a mejorar la calidad de vida y a ser utilizadas como moneda de negociación en momentos como este.

"Estas políticas para mejorar la situación económica en Gaza y básicamente la vida de sus habitantes contribuyeron a que Hamás no se involucre en esta última escalada", apuntó a Efe un alto cargo del Gobierno israelí, que enmarcó en esta lógica la decisión de reanudar casi de inmediato el cruce de bienes y personas, tan solo horas después del alto el fuego.

MODERACIÓN CONVERTIDA EN TRIUNFO

Más allá de estas medidas específicas, entrar en un nuevo conflicto a gran escala hubiera representado para Hamás un retroceso en la lenta reconstrucción de la Franja tras la sangrienta escalada de mayo de 2021, mientras que para muchos residentes del enclave posiblemente una pesadilla evitable.

"Hamás, que entiende muy bien el ánimo en Gaza, comprendió que la gente no estaba lista y que las cicatrices del año pasado aún están recientes", cree Ghaith al Omari, analista del Washington Institute especializado en el conflicto palestino-israelí.

Para este experto, la moderación de Hamás convirtió al grupo en el gran ganador del reciente conflicto, no solo de cara a su población, sino también hacia el exterior, dónde se proyectó como un "actor responsable" y receptivo a la presión de países mediadores, como Catar o Egipto, para contener a la YIP y desescalar.

El grupo lo intentará capitalizar para crecer a nivel político y diplomático, sobre todo de cara al mundo árabe, opina Omari.

COMPETENCIA HAMÁS-YIP

Otra de las explicaciones sobre la ausencia de Hamás en este conflicto apunta a su delicado vínculo con la YIP, grupo de carácter puramente militar, que no participa en el proceso político y que defiende una postura más agresiva sobre la resistencia armada.

"En Gaza hay una competición entre los dos grupos por el apoyo de la población y, en cierta forma, al no intervenir y permitir a Israel tratar de destruir muchas de las bases y a los líderes de la YIP, Hamás ve fortalecida su posición como grupo hegemónico", considera Esteban Klor, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel.

Según Omari, aunque la postura agresiva de la YIP pueda haberle beneficiado en la disputa entre ambos por el reclutamiento de milicianos, el rol de Hamás en la tregua demostró que tiene un control férreo sobre la Franja, suficiente incluso para que la Yihad no viole el alto el fuego por temor a represalias.

Desde Gaza, Mustafa Ibrahim acusa a Israel de "intentar generar divisiones entre ambos grupos bajo la premisa de divide y reinarás". Aunque cree que esta política fue exitosa, considera sus efectos meramente circunstanciales, lo que atribuye a la supuesta moderación adoptada por Hamás ante la falta de un horizonte de cambio político en el corto, medio o largo plazo.

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