La crisis humanitaria en Tigré sigue agravándose por la guerra con Etiopía

Adís Abeba, 4 nov (EFE).- Dos años después de iniciarse la guerra entre el Gobierno de Etiopía y los rebeldes de Tigré, marcada por un "bloqueo de facto" de esa región norteña, la situación humanitaria empeora y la dificultad de acceso impide conocer la magnitud real de la crisis, advirtieron hoy a EFE fuentes médicas y humanitarias.

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"Se producirá un desastre humanitario si la ayuda no alcanza Tigré en las próximas dos o tres semanas", alerta a EFE el director para Etiopía de una ONG internacional, que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias por parte del Gobierno.

Dos días después de que los rebeldes tigrinos y Adís Abeba firmaran en Sudáfrica un acuerdo de paz que incluye el "cese permanente de las hostilidades" y el "acceso humanitario sin trabas", las organizaciones sobre el terreno afirman que la población sufre una situación "extremadamente mala".

Según otro trabajador humanitario, "la ayuda en Tigré nunca ha sido suficiente para cubrir las necesidades, incluso cuando más suministros estaban entrando", durante la "tregua humanitaria indefinida" vigente desde el pasado mes de marzo y hasta la reanudación de las hostilidades el 24 de agosto.

En ese periodo, el bloqueo se suavizó un poco y hasta 319 camiones con suministros llegaron a penetrar en la región en una semana pero, desde la reactivación de los combates, ni un solo convoy ha podido entrar, informa la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

En este contexto, casi un 90 % de los hogares de Tigré padecen hambre, según los últimos datos publicados en agosto por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, y el 55 % de las mujeres embarazadas y lactantes sufren desnutrición aguda.

Las citadas fuentes humanitarias admiten a EFE que no saben cuán grave es la crisis porque los nuevos enfrentamientos, que han provocado el desplazamiento de unas 574.000 personas en Tigré y las regiones vecinas de Afar y Amhara, según Unicef, les impiden moverse fuera de los principales núcleos urbanos.

La prohibición de introducir combustible y la falta de dinero en efectivo por la interrupción del sistema bancario en la región desde el inicio de la guerra son otros obstáculos que impiden a las organizaciones alcanzar a la población.

"Los únicos datos que hay son los de las personas que han acudido a los centros y no sabemos si estos son los que están peor de sus comunidades o los únicos que consiguen llegar", añaden.

Tigré tampoco ha estado recibiendo suministros médicos como vacunas u otros fármacos y, según advirtió la semana pasada la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo un 9 % de los centros sanitarios de la región son plenamente funcionales a día de hoy.

En este sentido, Kibrom Gebreselassie, director ejecutivo del Hospital de Referencia Ayder, el principal de Tigré -que cuenta con un excepcional acceso a Internet tras dos años de un bloqueo casi completo de las telecomunicaciones en la región-, lamenta en declaraciones a EFE que su centro se halla "al borde del colapso".

Al menos 1.246 adultos y 69 menores que solían recibir terapia antirretroviral en el hospital ya no pueden ser tratados con esa medicación después de que se acabaran las reservas.

Asimismo, a principios de octubre, el centro informó de que al menos doce de sus pacientes con diabetes mueren cada semana debido a la escasez de insulina.

"Cuando las madres vienen a nuestro hospital para dar a luz, les quitamos su netela (un pañuelo tradicional de lino blanco usado por las mujeres etíopes),lo esterilizamos y lo usamos como bata para la paciente. Novemos obligados a hacerlo", dice Kibrom.

"Los camiones de ayuda transportando medicamentos aún no han conseguido permiso para entrar en Tigré. Cada minuto estamos perdiendo pacientes", señaló hoy este doctor a través de la red social Twitter.

Aunque no se han podido recabar cifras exactas, miles de personas han muerto y unos dos millones se han visto desplazadas debido al conflicto, que empezó el 4 de noviembre de 2020.

Ese día, el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT), partido que gobernaba entonces la región, en reacción a un ataque a una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.

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