“No estoy al tanto de las últimas cifras, pero creo que más de 300 personas han muerto en el país, incluidos niños, desde el incidente (la muerte de Amini)”, dijo a la agencia Mehr el comandante de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria, el general Amir Alí Hayizadeh.
Las autoridades iraníes no han ofrecido datos totales del número de muertos en las movilizaciones que comenzaron por la muerte de la joven kurda de 22 años tras ser detenida por no llevar bien el velo islámico y en las que los manifestantes piden ahora el fin de la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.
El viceministro de Exteriores, Ali Bagheri Kani, afirmó la semana pasada que “unos 50 policías” habían muerto durante las protestas y que cientos de ellos han resultado heridos, pero no dio datos acerca de los manifestantes.
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Oenegés extranjeras, como Iran Human Rights, con sede en Oslo, sitúan el número de muertos en 416 en la fuerte represión policial.
Además, al menos 2.000 personas han sido acusadas de diversos delitos por su participación en las mismas, de las que seis han sido condenadas a muerte hasta ahora.
La dureza de la represión policial y judicial ha provocado severas críticas internacionales, lo que ha llevado a la ONU a establecer una misión independiente que investigará las presuntas violaciones de las libertades fundamentales en las protestas.
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Irán no cooperará con esa misión, aseguró ayer el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí, quien afirmó que Teherán tiene pruebas de la “participación de Estados Unidos y otros países occidentales” en las protestas.
Hayizadeh reiteró hoy una vez más la línea oficial del Gobierno iraní y acusó de las protestas a “los enemigos”, término usado para hacer referencia a Estados Unidos e Israel, a los que sumó a Arabia Saudí.