En una declaración conjunta, con motivo del Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, esos organismos expresaron su "total rechazo a las acciones de represión empleadas por el Estado de Nicaragua, especialmente aquellos actos de tortura o malos tratos que implican una ofensa a la dignidad de las personas".
Según un informe presentado este lunes por el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, desde 2019 han documentado 158 casos de tortura, que incluye a 130 hombres y 28 mujeres.
Al respecto, los organismos indicaron "que la documentación de las violaciones de derechos humanos realizadas por organizaciones nicaragüenses e internacionales deben ser instrumentos que permitan a la comunidad internacional abrir caminos para la justicia y memoria por medio de investigaciones, sanciones y reparaciones integrales".
Asimismo, instaron al Estado de Nicaragua a "responder a sus obligaciones internacionales para garantizar el acceso a la justicia de las personas víctimas de tortura y prevenir la repetición de estos actos".
A la comunidad internacional le pidieron darle seguimiento a la crisis de Nicaragua "para promover el fin de cualquier práctica de tortura y malos tratos hacia la población nicaragüense, especialmente respecto de las personas defensoras, opositoras al gobierno o percibidas como tales".
Las organizaciones expresaron, además, su "solidaridad y compromiso para continuar brindando apoyo integral, así como acompañamiento a las personas, organizaciones y colectivos de Nicaragua".
Entre las organizaciones firmantes se encuentran, además de la OMCT, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), Civicus Alliance, Fundación para el Debido Proceso, Red Internacional por los Derechos Humanos, Servicio Judío Americano Mundial, Washington Office on Latinoamérica (WOLA), y la nicaragüense Nunca Más.
Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018 que se acentuó tras las elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que el presidente Daniel Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.