"Emitiré una propuesta concediendo amnistía a los rebeldes arrepentidos, y pido al Congreso que me apoye en este empeño", reveló Marcos entre aplausos durante su alocución en la sala de plenos del Congreso, en Manila.
A pesar de que ya existían programas de reinserción para guerrilleros que decidan rendirse y de que otros exjefes de Estado filipinos intentaron amnistías similares, como el expresidente Fidel Ramos (1992-1998), el anuncio marca la primera iniciativa de este Gobierno desde que Marcos Jr. alcanzara el poder en junio de 2022.
El conflicto entre el Estado filipino y los rebeldes comunistas del Nuevo Ejército del Pueblo (NPA, por sus silgas en inglés) se ha cobrado entre 30.000 vidas -según el Ejército filipino- y 45.000 -de acuerdo con varias oenegés- en la contienda que los enfrenta desde 1969, y que ya es la rebelión comunista vigente más longeva del mundo.
"A través de programas de desarrollo comunitario y medios de subsistencia, hemos sido eficaces a la hora de abordar la raíz del conflicto en las zonas rurales", ha añadido Marcos para apoyar el anuncio de amnistía.
Precisamente bajo la presidencia del padre del actual jefe de Estado, el dictador Ferdinand Marcos (1965-1986), el Partido Comunista de Filipinas (PCF) y su brazo armado, el NPA, se levantaron en armas contra el Estado en diciembre de 1969 y el conflicto vivió su periodo más violento.
En la actualidad, apenas unos 1.800 combatientes comunistas siguen luchando en el archipiélago según datos del Ejército filipino, mientras el NPA sostiene que todavía cuentan con casi 6.000 efectivos repartidos en varios frentes activos.
Según estimaciones de la Universidad de Filipinas, el NPA llegó a contar con más de 20.000 rebeldes durante la dictadura de Ferdinand Marcos padre.