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Brasil, que detenta la Presidencia pro tempore del Mercosur, es el encargado de proponer a los otros miembros del bloque una respuesta a las nuevas exigencias ambientales pendiente de envío a la Unión Europea, publicó EFE.
Pese a las diferencias, tanto los Gobiernos del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) como la Comisión Europea dijeron confiar en ratificar el acuerdo comercial antes de terminar el año.
Carlos Fávaro, exsenador y productor agrícola, aseguró en São Paulo que Brasil está “abierto a la negociación”, pero rechazó el intento de la UE de introducir en el tratado que está siendo discutido la posibilidad de sancionar productos que provengan de áreas deforestadas.
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El ministro consideró estos intentos una “afrenta” a las reglas de la Organización Mundial del Comercio y reivindicó el “discurso altivo” del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en sus conversaciones con los líderes europeos.
“Si la exageración de la UE permanece, estamos trabajando en nuevas aperturas (de mercados) en un nuevo escenario mundial”, declaró Fávaro, en referencia a los BRICS, el grupo de economías emergentes del que Brasil forma parte junto a Rusia, India, China y Sudáfrica.
El ministro destacó que Brasil ya tiene un código forestal “altamente restrictivo” que obliga a los agricultores de la Amazonía a dejar intocada el 80% de la vegetación en sus terrenos.
Fávaro dijo que Brasil “dio gratis” el código forestal “en detrimento” de los agricultores brasileños de la región y a favor del “bienestar de aquellos que están en Europa”.
“El acuerdo no tiene ni una palabra sobre inclusión social, solo tiene obligaciones ambientales”, criticó.
Por otro lado, reconoció que Brasil, uno de los mayores productores agrícolas del mundo, aún puede “avanzar” en la trazabilidad de sus cosechas para garantizar su origen lícito.
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Inadmisibles
Por su parte, el ministro saliente de Agricultura y Ganadería de Paraguay, Santiago Bertoni, reiteró su preocupación por la “extraterritorialidad” de los planteamientos de la Unión Europea.
Afirmó que entre los puntos que plantea la adenda medioambiental europea “hay cuestiones inadmisibles” y enfatizó que “siempre nos preocupó la extraterritorialidad de las normativas europeas”, afirmando que la propuesta de Europa a un contexto distinto como es el de la producción en Latinoamérica podría suponer “una imposición que pueda dificultar nuestro desarrollo”.
“Nadie quiere sacrificar su desarrollo, su futuro o su producción (…) basado en supuestos o ideologías que no tienen ningún sustento”, subrayó.
Con el contexto de esas exigencias, el ministro Bertoni dijo ver “complicado que se pueda avanzar a corto plazo en la firma” del acuerdo Mercosur-UE.
Anexo medioambiental de la UE
Desde 1995, la Unión Europea y el Mercosur están en tratativas para cerrar lo que se considera el mayor acuerdo comercial, de servicios e inversiones del mundo.
El progreso más significativo de las negociaciones se dio en 2019, con la firma del acuerdo político.
Pero el enfoque de desarrollo sostenible o “verde” que aparece de manera transversal en todo el anexo y que genera resistencia de los sudamericanos pone en duda la fecha de ratificación del pacto
ABC accedió al dossier del anexo medioambiental y que cuenta con nueve cláusulas: 1) “No regresión y niveles elevados y efectivos de protección medioambiental y laboral”; 2) “Cambio climático”; 3) “Diversidad biológica”; 4) “Bosques”; 5) “Derechos laborales”; 6) “Cooperación”; 7) “Derechos humanos”; 8) “Sociedad civil”; 9) “Monitoreo y control”.