Además de las cerca de 108.000 personas que se congregaron en Tel Aviv, otras manifestaciones de menor envergadura se llevaron a cabo en las principales ciudades del país, incluyendo Jerusalén, frente a la residencia de Netanyahu.
“Dondequiera que se mire, la locura, el fanatismo, el extremismo mesiánico... todos estos males enfermizos no hacen más que aumentar”, clamó entre la muchedumbre Shikma Bressler, una de las líderes del movimiento de protesta contra el gobierno de Netanyahu, el más derechista de la historia de Israel.
Por su parte, el exministro de Justicia Avi Nissenkorn, quien ejerció el puesto durante uno de los mandatos de Netanyahu, dijo en un discurso en Tel Aviv que “la democracia israelí se encuentra al borde de una dictadura”.
Tras la aprobación a finales del mes pasado de una ley clave de la reforma judicial -que limita la capacidad del Tribunal Supremo de revisar y revocar decisiones gubernamentales-, el país está a la espera de una audiencia el 12 de septiembre, en la que la Corte analizará múltiples apelaciones contra la ley presentadas por la sociedad civil.
Por otra parte, si bien la Knéset (Parlamento) está actualmente en receso hasta mediados de octubre, el gobierno -integrado por partidos ultraortodoxos y ultranacionalistas- ha adelantado que planea seguir adelante con el resto de la legislación de la reforma.
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