"La presencia estadounidense (en el Mar Rojo) provoca ira y dará al pueblo yemení un impulso para una mayor solidaridad, unidad y un impulso hacia la santa yihad para defender nuestras tierras", dijo a EFE Husein Jaghman, vicedecano de la Facultad de Medios de la Universidad de Saná.
Para él y muchos otros yemeníes en zonas controladas por los insurgentes, las decenas de ataques perpetrados por este movimiento respaldado por Irán contra buques mercantes y de guerra en el mar Rojo es "un deber" para hacer frente a Israel ante su brutal ofensiva contra la Franja de Gaza desde hace casi tres meses.
Poner fin al conflicto en Gaza
Precisamente este martes el Reino Unido, miembro de la coalición naval encabezada por Estados Unidos para abordar la crisis, indicó que contempla la posibilidad de lanzar ataques aéreos contra los rebeldes hutíes si estos no cesan su hostigamiento sobre cargueros en el mar Rojo.
Pero para el estudiante Mohamed al Masoudi, estas amenazas son el testimonio de la influencia y la capacidad de disuasión de los insurgentes, que ya han perpetrado 24 ataques contra la navegación mercante en estas aguas estratégicas para el comercio marítimo mundial, según Washington.
"Me siento cómodo con las amenazas de los estadounidenses porque significan que nos hemos convertido en una fuente de miedo", asegura a EFE Masoudi, que opina que el estallido de una nueva guerra en el Yemen obligaría a Israel a poner fin a su agresión contra Gaza para no adentrarse en una nueva contienda.
"Esto pondrá fin al conflicto porque ellos (los israelíes) no soportarán otra guerra", aseveró el joven en línea con el discurso de las autoridades hutíes, que defienden que estas acciones suponen un golpe económico para Israel, disuaden de una mayor escalada en Gaza y proveen de apoyo al grupo islamista Hamás y a la causa palestina.
Sin miedo a una nueva guerra
La guerra del Yemen, iniciada en 2014, se intensificó en 2015 con la intervención de la coalición militar liderada por Arabia Saudí en favor del Gobierno yemení internacionalmente reconocido y contra los hutíes, dejando cientos de miles de muertos y convirtiendo el país en la peor catástrofe humanitaria del planeta, según la ONU.
Habituado a los bombardeos y a la tragedia, una nueva guerra con Estados Unidos no es motivo de preocupación para los residentes de Saná, explica Amjad al Hamiqi, de 21 años.
“No nos sentimos preocupados porque ya estamos en guerra. Hemos estado en estado de guerra durante nueve años y esta guerra no será diferente de la que está por venir”, afirma a EFE el joven, que recuerda que Washington ya dio "cobertura" militar a Arabia Saudí para bombardear Saná en los últimos años.
Asimismo, afirma que su casa está "casi destruida" por los intensos ataques saudíes, por lo que los bombardeos "se han vuelto normales" para él y para tantos otros vecinos de Saná.
"No nos preocupa en absoluto la confrontación directa con Estados Unidos e Israel mientras Alá esté con nosotros", asegura a EFE Dahman Hussein, otro residente capitalino que afirma que "por mucho que nos asedien o nos amenace, nunca nos asustarán".
Y es que las acciones de los hutíes en el mar Rojo han sido ampliamente condenadas por la comunidad occidental, al tiempo que celebradas por los residentes de las zonas controladas por los hutíes, que incluso piden una mayor escalada por parte del movimiento chií en apoyo a Gaza.
“Estoy listo para luchar contra los estadounidenses. Tenemos que defender a nuestros hermanos en Palestina”, dice a EFE Jubran, un vendedor ambulante de 22 años que pide ser identificado por su nombre y que resume el sentimiento general entre los vecinos de Saná.
"Ya estamos en una guerra que aún no ha terminado, así que no importa si estalla una nueva guerra", sentencia.