"Si me propusieran ser la reina de Prusia, ahora diría que no", aseguró con cierta ironía cuando se le preguntó por la oferta que se le hizo para entrar como ministra de Exteriores en el Ejecutivo cuya composición se ha dado a conocer esta tarde, que tiene al frente como nuevo primer ministro al joven Gabriel Attal (34 años).
Lagarde, cuyo mandato al frente del BCE termina en octubre de 2027, dijo que se había sentido "muy honrada" cuando formó parte de otros gobiernos franceses, primero durante la presidencia de Jacques Chirac (1995-2007), y luego durante la de Nicolas Sarkozy (2007-2012).
También señaló que estará "muy orgullosa de servir de nuevo" en Francia, pero ahora está "en misión" en el BCE y no tiene intención de irse "en un momento en que las cosas están delicadas".
"Cuando se ha empezado un trabajo (...) y se está a punto de ganar la batalla, no se abandona la batalla", insistió.
El cargo de ministro de Exteriores en el nuevo Gobierno de Macron ha recaído finalmente en Stéphane Sejourné, un macronista que ha hecho su carrera política junto al actual jefe del Estado y que hasta ahora estaba al frente de su partido, Renaissance (Renacimiento).
A una pregunta sobre el giro a la derecha que ha dado el presidente francés con ese nuevo gabinete, en el que han salido algunos ministros que eran antiguos socialistas y han entrado figuras con pasado conservador, Lagarde, que ella misma formó parte de gobiernos de derechas, replicó que "los comentaristas dicen lo que quieren".
Y cuando la entrevistadora le insistió en qué le parece como presidenta del BCE, replicó: "A mí, lo que me interesa es la estabilidad" y el riesgo para la imagen de Francia de cara a los inversores y los tenedores de deuda.