Macky Sall, una presidencia con numerosos logros ensombrecidos por un final caótico

Dakar, 2 abr (EFE).- Macky Sall, un ingeniero geólogo reconvertido en uno de los líderes más influyentes de África, dice adiós este martes a doce años en la Presidencia de Senegal, después de un final caótico por el aplazamiento de las últimas elecciones y el encarcelamiento de algunos opositores.

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Pese a dejar un legado material "nunca alcanzado" por los anteriores presidentes senegaleses, Sall será recordado por muchos por haber asestado el "mayor golpe" a la democracia de su país, según analistas.

Nacido el 11 de diciembre de 1961 en Fatick (centro-oeste) en una familia humilde, este hijo de una vendedora de cacahuetes y de un funcionario público se adhirió a finales de los 80 al Partido Democrático Senegalés (PDS) del entonces mandatario Abdoulaye Wade, después de haber frecuentado círculos estudiantiles marxistas.

Tras una próspera carrera en el sector petrolero, Sall comenzó a dedicarse a la política a tiempo completo para desempeñar diferentes carteras ministeriales entre 2001 y 2004, así como los cargos de primer ministro (2004-2007) y de presidente de la Asamblea Nacional (2007-2008).

Sin embargo, fue la ruptura con su antiguo "maestro", el presidente Wade, lo que le llevó a su mayor gloria política y en 2008 fundó el partido Alianza por la República (APR-Yaakaar).

Ya desde la oposición, Sall adoptó una férrea crítica a un tercer mandato de Wade por considerarlo ilegal.

Desde 2001, la Constitución establece un límite de dos mandatos presidenciales. Pero Wade siempre defendió su legitimidad para participar en los comicios, ya que el texto entró en vigor después de su primera elección.

Aunque en 2012 perdió en primera ronda de las presidenciales, Sall logró en la segunda vuelta un apoyo masivo del resto de candidatos para hacer frente a Wade y obtuvo el 65,80 % de los votos, tras una campaña centrada en un ambicioso proyecto de infraestructuras.

"Sall deja a Senegal el legado de un récord material nunca alcanzado por ninguno de sus predecesores desde la independencia. En el ámbito de las infraestructuras, las redes de seguridad social, la energía y el equipamiento educativo y sanitario, ha grabado en piedra logros que tendrán un impacto duradero", asegura a EFE Cheikh Yérim Seck, periodista y conocido analista político que escribió una biografía del mandatario.

Destacan el aeropuerto internacional Blaise Diagne, iniciado en 2007 pero completado por Sall, y el primer tren expreso regional del país, que conecta la capital, Dakar, con el nuevo parque industrial de la ciudad de Diamniadio, que aspira a convertirse en sede de organizaciones internacionales y multinacionales.

Subido en la rueda del desarrollo y del apoyo popular, en 2019 Sall refrendó el cargo presidencial al arrasar en primera ronda con el 58,26 % de los votos.

Sin embargo, para Seck, en los últimos tres años, los "pasivos intangibles" han ensombrecido el legado presidencial.

Aunque el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento económico del 10,6 % para este año y del 7,4 % para el próximo, "el encarcelamiento de opositores, los ataques a la ley y el aplazamiento indefinido de las elecciones presidenciales han dejado en el imaginario popular la imagen de un final caótico y catastrófico del reinado", destaca el analista.

En este sentido, asegura que el expresidente "permanecerá en la mente de la gente como un líder que construyó infraestructura, pero destruyó libertades políticas y que, con el fallido aplazamiento de las elecciones presidenciales, asestó el mayor golpe a la democracia senegalesa".

En 2016, la Constitución se modificó para reducir la duración de los mandatos presidenciales de siete a cinco años. Según la lectura de los fieles a Sall, como hasta entonces el presidente solo había cumplido un mandato de cinco años, el primero de siete no debía contabilizarse, y tendría derecho a concurrir de nuevo.

Su silencio en la última legislatura sobre su concurrencia o no a los comicios de 2024 llevó a un aumento de la tensión política, agravada por el procesamiento en paralelo del líder opositor Ousmane Sonko, a quien se le impidió participar en las elecciones.

Finalmente, el pasado julio, el mandatario confirmó que no se presentaría a un tercer mandato, tras meses de protestas.

Pero esa no sería su última polémica: el pasado 3 de febrero, Sall anunció el aplazamiento de los comicios, previstos para ese mes, por la presunta doble nacionalidad de una candidata, algo que la Constitución no permite a los aspirantes presidenciales.

La modificación de la fecha electoral desencadenó el rechazo de la oposición y fuertes protestas en las calles, reprimidas con dureza por las fuerzas de seguridad y en las que murieron al menos cuatro personas.

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