De ese total, 1,8 millones de sudaneses se han visto forzados a huir a alguno de los países vecinos, sea a Sudán del Sur, Chad, la República Centroafricana, Egipto o a Etiopía.
"A medida que el conflicto continúe y se haga más obvia la falta de asistencia, más personas se verán obligadas a huir de Sudán a países vecinos o a seguir avanzando más allá, arriesgando sus vidas en largos y peligrosos viajes", sostuvo en rueda de prensa en Ginebra la portavoz de ACNUR, Olga Sarrado.
Sudán del Sur soporta la mayor carga con casi 640.000 refugiados recibidos desde el inicio del conflicto, muchos de ellos sursudaneses que han regresado a su país después de muchos años -algunos prácticamente toda una vida- ante la situación insostenible en Sudán.
Mientras, más de 150.000 refugiados sudaneses permanecen en zonas fronterizas con Chad, en condiciones de hacinamiento e insalubridad.
Sin ingresos, ante la inseguridad y los obstáculos para el acceso de la ayuda humanitaria, muchos desplazados y refugiados sudaneses, en su mayoría mujeres y niños, no tienen como alimentarse, lo que está aumentando considerablemente el riesgo de hambruna y malnutrición, advirtió ACNUR.
Así, tan sólo en Chad, en los últimos meses se han detectado cerca de 33.200 casos de malnutrición aguda moderada y más de 16.000 casos de malnutrición aguda grave entre los niños menores de 5 años.
La portavoz alertó de que, hasta el momento, se ha cubierto apenas el 7 % de la financiación requerida para atender las necesidades de los desplazados y refugiados sudaneses este año.
Ante esta situación, la agencia de la ONU instó a la comunidad internacional a establecer nuevos compromisos para apoyar a Sudán y a los países que acogen a sus refugiados.