Las embajadas de Francia, Alemania, Países Bajos, Noruega, el Reino Unido y los Estados Unidos, así como la delegación de la Unión Europea, volvieron a instar en un comunicado conjunto al presidente del Gobierno sursudanés, Salva Kiir, y al vicepresidente primero, Reik Machar, la "reanudación del diálogo directo" entre sus respectivas facciones para evitar la escalada de violencia.
Asimismo, reafirmaron su "llamamiento a la liberación de los detenidos políticos para permitir la reanudación inmediata del diálogo", y pidieron que se celebre una sesión sobre el acuerdo de paz revitalizado: "Debe reprogramarse sin demora y centrarse en los desafíos críticos para la paz".
"No deben tomarse medidas unilaterales que pongan en mayor peligro el acuerdo de paz de 2018. Es urgente que los líderes de Sudán del Sur cumplan con sus obligaciones y demuestren que su prioridad es la paz", añadió la nota.
El mismo grupo de países ya envió varios mensajes de condena sobre la violencia desatada a principios de marzo en el estado norteño de Alto Nilo, así como las detenciones de políticos de la oposición.
El reparto de poder establecido en el acuerdo de paz de 2018 entre el presidente Kiir y el vicepresidente Machar se ha ido deshaciendo en las últimas semanas en medio de fuertes tensiones y combates en el norte del país entre las tropas gubernamentales y la milicia denominada Ejército Blanco, originalmente aliada de Machar.
El Gobierno de Kiir creyó desde el principio en la vinculación entre los insurgentes y Machar, por lo que comenzó a detener a al altos cargos del partido opositor, pese a que éste ha negado su vinculación con la milicia.
Tanto Kiir como Machar se han acusado mutuamente de obstaculizar el proceso de paz durante estos últimos años, un proceso cuya aplicación plena se ha ido retrasando, como por ejemplo la celebración de elecciones con las que debía concluir el periodo de transición, dado que no se han aplicado las reformas clave necesarias para unos comicios.