En un comunicado difundido en la red social X, la Presidencia sudafricana señaló que Ramaphosa “ha tomado nota” de la imposición unilateral del arancel, notificada mediante una carta el lunes 7 de julio.
Según las autoridades sudafricanas, la medida se basa en una “interpretación particular” del balance comercial entre ambos países, que, según destacaron, “no representa con exactitud” los datos disponibles y sigue siendo “objeto de disputa” entre los equipos negociadores.
La Presidencia precisó que el 56 % de los productos accede al mercado sudafricano con un arancel del 0 % bajo la cláusula de “nación más favorecida”, y que el 77 % de los bienes estadounidenses entran sin pagar ningún tipo de derecho aduanero.
Además, subrayó que, según su interpretación de los datos disponibles, el arancel promedio para los bienes importados que ingresan a Sudáfrica es del 7,6 %.
Ante esta situación, Ramaphosa pidió a los negociadores del Gobierno y a las empresas del país avanzar en su diversificación para “fomentar una mayor resiliencia en las cadenas de suministro globales y en la economía nacional”.
No obstante, subrayó que Sudáfrica seguirá apostando por “los esfuerzos diplomáticos” con el objetivo de alcanzar una relación comercial “más equilibrada y mutuamente beneficiosa” con Estados Unidos, y celebró que el arancel del 30 % "podría modificarse" tras la conclusión de las negociaciones.
El presidente estadounidense anunció el lunes una nueva prórroga, hasta el 1 de agosto, para la entrada en vigor de los gravámenes impuestos a sus socios comerciales.
Sin embargo, también envió misivas a algunos países con los nuevos aranceles que contempla aplicarles a menos que estos eliminen sus gravámenes y barreras comerciales, una tasa que, en el caso de Sudáfrica, no ha variado respecto a la anunciada por la Casa Blanca en abril.