La medida fue impulsada por un amplio apoyo bipartidista en el Senado y permitirá otorgar un aumento salarial del 3,6 % al personal militar estadounidense.
La ley busca no solo mejorar los salarios, sino también modernizar las fuerzas armadas, incluyendo la construcción y adquisición de aviones, submarinos y la implementación de una reforma en la entrega de material militar.
Además, destina 800 millones de dólares para el apoyo a Ucrania, así como fondos adicionales para Israel, Taiwán, Irak y otros aliados.
En materia internacional, la legislación elimina las sanciones que pesaban sobre el gobierno de Bashar al-Assad, justificando la medida como un apoyo a la recuperación económica de Siria tras más de una década de guerra civil.
Asimismo, contiene un artículo que retiene el 25 % del presupuesto de viajes del secretario de Defensa, Pete Hegseth, si no entrega al Congreso los videos y órdenes de ataques en el Caribe.
Esto condiciona parte del presupuesto al cumplimiento de la transparencia sobre la campaña militar frente a Venezuela, justificada por Washington como parte del combate al narcotráfico.
La firma de la ley refuerza la agenda de seguridad nacional de la administración Trump, combina modernización militar, apoyo internacional y supervisión legislativa, y consolida la postura de Estados Unidos en defensa y política exterior para el próximo año fiscal.