A Alfonso XIII y Victoria Eugenia, bisabuelos del actual monarca, Felipe VI, y que que reinaron entre 1902 y 1931, les enviaron felicitaciones navideñas el majarahá de Kapurthala en la India, el presidente estadounidense Herbert Hoover o el papa Benedicto XV.
La idea de felicitar la Navidad mediante una tarjeta ilustrada se le ocurrió en 1848 al británico Henry Cole, primer director del Victoria and Albert Museum de Londres.
Abrumado por la cantidad de correo atrasado y felicitaciones a las que debía responder, pidió que le imprimieran mil tarjetones con un dibujo de su familia en un banquete.
La idea prendió por toda la sociedad victoriana, pasó al continente y a sus casas reales y llegó hasta Estados Unidos, explicó a EFE la archivera de Palacio española, María José Pelayo.
Entre las maravillas seleccionadas por la archivera de Palacio destaca una fotografía pintada de una mujer que luce una flor en el cabello y un precioso mantón, además de unos espectaculares pendientes de esmeraldas.
Es Piedita Yturbe, una dama de la alta sociedad, madre de Alfonso de Hohenlohe, el "inventor" de Marbella, una ciudad costera y lujosa en el sur, que felicita a los reyes con un "¡Viva España!" en 1919.
Mr. y Mrs. Berry Wall felicitaban anualmente a Victoria Eugenia, nieta de la reina británica Victoria, con una foto acompañados de su perro chow-chow, haciéndole posar como uno más de los leones de la fuente del Patio de los Arrayanes de La Alhambra, un complejo monumental del sur de España.
Otro que felicitaba las Navidades a los reyes año tras año era el maharajá de Kapurthala, Jagatjit Singh, un príncipe indio invitado a la boda de Alfonso XIII.
A su paso por Madrid, el maharajá quedó prendado de la bailarina de cuplés Anita Delgado, a quien pidió reiteradamente matrimonio hasta que finalmente logró convertirla en su quinta esposa.
También el presidente de EE.UU. entre 1929 y 1933, Herbert Hoover, envió sus felicitaciones en 1930, como hacen numerosos americanos de la alta sociedad.
A todos responde el rey Alfonso, como atestiguan larguísimos documentos. Muchas tarjetas son monumentos y famosos parajes españoles, en un intento de promocionar al país como destino de los grandes viajes de la época.
Alfonso XIII con diferentes uniformes militares, grandes buques de la Armada española o imágenes más peregrinas, como la foto de un gato, ilustran las notas de agradecimiento del rey.
Entre los estos documentos, el Archivo de Palacio guarda una foto, traspapelada durante un tiempo, de un grupo de soldados en mitad de la nieve en plena I Guerra Mundial (1914-1918).
Los soldados de esa contienda en la que España se mantuvo neutral aparecen sacando paquetes de un gran saco, y en el reverso de la imagen se lee: "El correo de Navidad recibido con alegría en el Frente Occidental".
El broche final de este viaje por el archivo es una carta entrañable: la de la niña Valeria Andmoore, estadounidense de 9 años, que escribe directamente al rey para pedirle que le ponga en contacto con un vendedor de postales bonitas de España y, como muestra de sus buenas intenciones, incluye una moneda de 10 céntimos para los sellos de la respuesta real.
Unas semanas más tarde, llega a Palacio la segunda carta de la niña, que agradece a Alfonso XIII que le haya enviado él mismo unas postales "very beautiful", que disfrutará mucho y que, "cuando sea una señora muy mayor" y las vea, seguirá acordándose del "simpático rey del otro lado del mar" que se las envió.