"Las autoridades militares de Birmania (Myanmar) deben dejar de usar la violencia brutal para obligar a la gente a votar y dejar de detener a quienes expresan opiniones disidentes", afirmó en un comunicado el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk.
Según la Naciones Unidas, tanto el régimen castrense como los grupos armados opuestos al Ejército han intensificado "la violencia, represión e intimidación" antes de las votaciones, que se celebrarán por fases sin la participación de una oposición democrática representativa.
La junta militar birmana, que tomó el poder mediante el golpe de Estado de febrero de 2021, ha detenido a decenas de personas en virtud de una "ley de protección electoral", incluidos tres jóvenes condenados a hasta 49 años de prisión por colgar carteles en Rangún que pedían el boicot de los comicios, apunta la ONU.
Los militares además amenazan con ataques aéreos y confiscar bienes a los desplazados internos si no regresan a sus lugares de origen para votar.
"Obligar a las personas desplazadas a realizar retornos inseguros e involuntarios es una violación de los derechos humanos", afirmó Türk.
El alto comisionado señaló que parte de la población también se enfrenta a amenazas por parte de los grupos armados opuestos a la dictadura para que no acudan a las urnas.
"Estas elecciones se desarrollan claramente en un ambiente de violencia y represión (...) No existen condiciones para el ejercicio de los derechos de libertad de expresión, asociación o reunión pacífica que permitan la participación libre y significativa del pueblo", sentencia Türk.
La primera fase de las elecciones, que afecta a 102 municipios -incluidos Rangún y Naipyidó- de los 330 con que cuenta el país, está prevista que comience el 28 de diciembre, mientras que el 11 y el 25 de enero se celebrarán las dos etapas restantes.
Los militares argumentaron para tomar el poder un fraude masivo en las elecciones de noviembre de 2020, en las que el partido de la nobel de la paz birmana, Aung San Suu Kyi, se impuso con una amplia mayoría y con el visto bueno de observadores internacionales independientes.
Suu Kyi se encuentra en prisión desde la sublevación y su partido, la Liga Nacional para la Democracia, fue ilegalizado.
El golpe militar terminó con una década de transición democrática y agudizó el conflicto en el que Birmania está inmerso desde hace décadas, con el surgimiento de guerrillas prodemocráticas que en ocasiones han unido fuerzas con grupos rebeldes de minorías étnicas.