A pesar de tratarse de una cifra elevada, es la más baja desde el 6 de noviembre, cuando el nivel de afectación alcanzó el 41 %.
Las frecuentes averías en las centrales térmicas, consideradas la columna vertebral de la generación eléctrica, y los problemas para importar combustible han agravado la crisis energética en la isla.
En los últimos días, ha incidido negativamente la presión militar estadounidense sobre los tanqueros de Venezuela, el principal proveedor energético de La Habana.
La UNE, perteneciente al Ministerio de Energía y Minas, prevé para el horario “pico” de la jornada, en la tarde-noche, una capacidad de generación de 1.815 megavatios (MW) y una demanda máxima de 3.100 MW.
El déficit -la diferencia entre oferta y demanda- será de 1.285 MW y la afectación -lo que se desconectará realmente para evitar apagones desordenados- alcanzará los 1.315 MW.
Actualmente, seis de las 16 unidades de producción termoeléctrica operativas están fuera de servicio por averías o mantenimientos. Esta fuente de energía aporta en torno al 40 % del mix energético en Cuba.
Asimismo, 63 centrales de generación distribuida (motores) y la infraestructura de motores de Moa (este) no están operando por falta de combustible (diésel y fueloil).
Expertos independientes señalan que la crisis energética en Cuba responde a una infrafinanciación crónica de este sector, completamente en manos del Estado desde el triunfo de la revolución en 1959. Varios cálculos independientes estiman que serían precisos entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para sanear el sistema eléctrico.
Por su parte, el Gobierno cubano señala al impacto de las sanciones estadounidenses a esta industria y acusa a Washington de “asfixia energética”.
Los apagones lastran la economía, que se ha contraído un 11 % en los pasados cinco años y este ejercicio cerrará también en negativo. También han sido el detonante de las principales protestas de los últimos cinco años.