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Antes de hacer cualquier cambio, es importante observar a tu perro. Algunas señales de que el calor podría estar afectando a tu mascota incluyen:
- Menor apetito
- Aumento de la sed
- Letargo o disminución de la energía
Si notás estos cambios, podría ser prudente considerar ajustar su alimentación.
Cantidad de comida y horarios
Durante el verano, y especialmente las olas de calor, los perros tienden a ser menos activos para conservar energía y mantenerse frescos. Esto puede significar que necesitan menos calorías que durante los meses más fríos. Considerá reducir ligeramente la cantidad de alimento que le das a tu mascota durante el calor, ajustándolo según su nivel de actividad y peso. Es importante hacer estos cambios gradualmente y observar cómo responde tu perro.
El calor puede hacer que comer sea una actividad menos apetecible para tu perro. Proveer sus comidas durante las horas más frescas del día, como temprano en la mañana o más tarde en la noche, puede ayudarlo a comer mejor.
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Cambios en la dieta perruna
- Incrementá la hidratación: Asegurate de que tu perro tenga siempre agua fresca y limpia disponible. Considerá incluir alimentos con alto contenido de agua como algunas frutas y verduras (asegurate de que sean seguras para tu mascota), o incluso cambiar temporalmente a comida húmeda si usualmente consume comida deshidratada (balanceados).
- Alimentos frescos: Algunos veterinarios recomiendan incorporar alimentos frescos en la dieta de los perros durante el calor, como pollo o pescado cocidos y enfriados. Esto puede ser más apetecible para ellos y ayudar en su hidratación.
- Alimentos ligeros: Optá por fuentes de proteínas más ligeras y fáciles de digerir y reducí las grasas. Esto puede hacer que las comidas sean menos pesadas durante los días calurosos.
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Consideraciones importantes
- Consultar a un veterinario: Antes de realizar cualquier cambio significativo en la dieta de tu perro, es fundamental hablar con un veterinario. Ellos pueden ofrecer consejos personalizados basados en la salud y necesidades específicas de tu mascota.
- Cuidado con los alimentos peligrosos: Aunque incluir algunos alimentos frescos puede ser beneficioso, recordá que ciertos alimentos son tóxicos para los perros, como el chocolate, la cebolla, el ajo, y las uvas.
- Introducí cambios gradualmente: Cualquier cambio en la dieta de tu perro debe hacerse lentamente para evitar problemas digestivos.