Este año, durante el evento será homenajeado un matrimonio que hace 60 años se afincó en la zona y que con su trabajo colabora al desarrollo de la comunidad. Se trata de don Feliciano Segovia y su esposa Francisca Silvero: él es oriundo de Campichuelo (Cambyretã), y ella, de Villarrica, explicó Toniolo.
El festival atrae a muchas personas de distintos puntos del departamento, quienes vienen a disfrutar de una comida y un espectáculo artístico en un ambiente distendido y de reencuentro entre amigos. “El año pasado vendimos 120 lechones, y en total unos 2.500 kilos de alimentos”, indicó Toniolo.
La fiesta es también una fuente de ingresos importante para los productores locales, pues cada uno expone su producción y obtiene ganancias. “Desde hace dos años resolvimos que parte del dinero que se recaude sea destinado a mejorar las condiciones de la comunidad, ayudar a comisiones de barrios y comités de escuelas, por ejemplo. Entonces, cada una de estas comisiones presenta su stand, y recauda dinero con las ventas”, refirió.
La fiesta se desarrolla bajo un tinglado de 600 metros cuadrados, construido con recursos de la propia organización del festival. El predio donde se realiza la fiesta pertenece a un equipo de fútbol de la comunidad el Club Atlético Peñarol, donde se instaló toda la infraestructura.
En el momento artístico del festival, se presentarán una delegación de la Gobernación de Itapúa y otra de la Cooperativa Colonias Unidas, además de músicos y miembros la academia de danzas de la Municipalidad de Bella Vista.
La compañía Akã Karaja es una comunidad de unos 800 habitantes, cuyo centro urbano dista a escasos dos kilómetros del río Paraná. Para llegar se debe tomar un camino vecinal desde la ruta nacional VI, a la altura del Km. 65 aproximadamente, hacia el este. “De la Ruta VI estamos a 13 kilómetros, es un camino de tierra correctamente enripiado y de tránsito en todo tiempo”, aseguró Toniolo.