Advierten que mala calidad del aire y mucha gente en espacios cerrados facilitan contagio de COVID

La Dra. Laura Flores, especialista en salud ocupacional, informó este jueves que está en marcha en Paraguay una investigación que mide los niveles de dióxido de carbono en espacios cerrados para comprobar el nivel de ventilación adecuado para evitar la transmisión del SARS-CoV-2, que causa el COVID. La implementación se hace a través de dos dispositivos especiales que fueron enviados por un médico español residente en los Estados Unidos.

Dra. Laura Flores, especialista de Salud Ocupacional.
Dra. Laura Flores, especialista en salud ocupacional.Captura de Pantalla

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Flores explicó que el científico e investigador español José Luis Jiménez, quien actualmente es catedrático de la Universidad de Colorado, envió dos dispositivos especiales a Paraguay para poder medir la calidad del aire en espacios cerrados. Él, junto con otros investigadores, sostienen que la transmisión por aire del virus SARS-CoV-2 es mucho más frecuente de lo que se informó inicialmente.

“Es un medidor de dióxido de carbono. Es un sensor por método infrarrojo, es uno de los mejores sensores. Nos permite guardar los datos cada cinco, diez minutos. Nos permite medir la ventilación del lugar. A mayor cantidad de CO2 en espacio cerrado, menor calidad de aire. Con cada exhalación, emitimos cuarenta mil partes por millón de CO2”, explicó Flores este jueves.

Dra. Laura Flores, especialista de Salud Ocupacional
Dra. Laura Flores, especialista de Salud Ocupacional

La doctora reportó que los sitios con mejor nivel de aire son los que tienen entre 420 y 800 partículas por millón (ppm) en el aire. “Este sensor es como un semáforo: tiene rojo, amarillo y verde (…) A partir de 1.400 es mala calidad de aire interior”, sostuvo.

Flores indicó además que cuanto peor es el nivel del aire en una habitación, hay más riesgo de transmisión de COVID. “También cuando tenemos mayor cantidad de CO2 en espacios cerrados, disminuyen también las funciones cognitivas. Tendremos dolores de cabeza, pesadez”, explicó.

Jiménez dijo a ABC en febrero pasado que la ciudadanía debe preocuparse más por evitar compartir espacios cerrados con personas desconocidas y que allí radica la alta probabilidad de contagio, minimizando así el tocar las superficies, como inicialmente la OMS había difundido.

El investigador habló, para ejemplificar, de una especie de “humo invisible” que queda en cada persona al respirar y hablar y es allí en donde queda “flotando” el virus, que se trasmite cuando otra persona toma ese mismo aire.

“Ayer medimos en la Cámara de Senadores (...) Dependía de la cantidad de personas, si estaba prendido el aire. Estuvimos en oficinas públicas y sectores privados. En lugares con mucha gente concurrida hay que trabajar en la cantidad de ventilación”, detalló, al tiempo de indicar que generalmente midieron buena calidad de aire en ese sitio.

Donde no había buena calidad del aire y más dióxido de carbono fue en los sitios con muchos funcionarios en espacios pequeños y el aire acondicionado tipo split encendido. En ese contexto, explicó también que los equipos de aire son importantes para el cuidado del nivel de CO2. “Se vio que la humedad no es un factor importante en la transmisión; lo recomendable es usar el aire en modo frío, entre 40 y 60% de humedad es lo ideal. Lo importante es ver la calidad de los sistemas. Hay que revisar con las diferentes marcas”, agregó.

Finalmente, dijo que la idea de este proyecto de investigación es la de avanzar con mediciones en todo tipo de ambientes, incluidos los hospitales y el transporte público con aire y sin aire acondicionado. “También queremos trabajar con las escuelas que den clases presenciales, en los servicios de salud”, finalizó.

Hasta ayer, la cantidad de decesos por la enfermedad llegó a 3.869, con 51 fallecidos en las últimas 24 horas. Hay 1.983 internados, 413 en terapia intensiva. La cantidad de casos confirmados desde el 7 de marzo del año pasado es de 200.823, con 164.401 recuperados. La cantidad de contagios se disparó en las últimas semanas presumiblemente por la presencia de la cepa brasileña, llamada P1, además de la falta de cumplimiento de las medidas sanitarias por parte de la población.

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