Cuando estaban en plena tarea de corte de algunos de los gajos más importantes de uno de los árboles, llegó una comitiva de técnicos de la Municipalidad, encabezada por el director de Gestión Ambiental de la Comuna, Ing. Victoriano Vázquez, quien ordenó la suspensión de las tareas de corte que ya se habían iniciado.
De acuerdo a lo señalado por el funcionario municipal, el caso será derivado a la asesoría jurídica para que se expida sobre el particular. Con esta intervención se busca salvar un posible error de procedimiento por parte de la misma Comuna, que autorizó el talado de uno de los dos árboles que se encuentran en medio de una calle sin salida que conduce a un barrio residencial.
Los vecinos habían reclamado ante la Municipalidad que el propietario de un corralón de materiales de construcción, Fabián Arturo Cuenca Ramírez, pretendía cortar los árboles porque le molestan para ingresar con sus camiones de carga.
Inicialmente había logrado frenar el corte, pero Cuenca tramitó una autorización para el corte, alegando que los árboles se encontraban en su vereda, y con ello obtuvo el permiso. Aparentemente, la inspección de los técnicos encargados de dar el visto bueno para el corte no fue muy eficiente, por lo que se resolvió parar los trabajos de corte y someter a un análisis más exhaustivo por parte de la asesoría jurídica.
Ambos árboles, de gran porte y con al menos más de 40 años de antigüedad, quedaron en medio de un callejón sin salida que tiene intersección con la avenida “Víctor Matiauda”. Los árboles están a unos 30 metros de la avenida, en una zona residencial.
Investigación fiscal
Paralelamente a la intervención municipal, el fiscal ambiental Rubén Lial inició una investigación penal del caso, ante denuncias de los vecinos que buscan preservar este patrimonio ambiental ante su inminente destrucción.
De acuerdo a lo señalado por los pobladores, hace al menos tres meses personas a las que no pudieron identificar perforaron con varillas de hierro y vertieron aceite sucio de motor sobre el tronco del árbol, buscando matarlo.
Este es un delito tipificado en la Ley 4828/13, “De protección al arbolado urbano”, que en su artículo cuarto prohíbe taxativamente “la introducción de substancias tóxicas a los árboles, cuando estas puedan provocar la muerte o lesión grave del árbol”.
La intervención municipal que frenó la tala, que ya había comenzado, fue celebrada por los vecinos, quienes afirmaron que se mantendrán en vigilia para proteger a estos añosos ysapy’y guasu.