Domínguez tiene que contar de dónde vino la plata de los Léoz

La Conmebol y la fiscalía paraguaya jamás molestaron en vida a Nicolás Léoz, que permaneció en cómoda reclusión domiciliaria en Paraguay desde el FIFA-gate y gozó hasta su muerte de absoluta libertad para disponer de sus bienes en el país. Solo después de su fallecimiento, ocurrido el 28 de agosto de 2019, la Confederación inició gestiones extrajudiciales con los herederos de su expresidente para recuperar parte de los fondos desviados de la institución, pero nunca aclaró los términos de los acuerdos ni la fuente del 92% del dinero.

Sonrientes, Nicolás Léoz, Alejandro Domínguez  y Juan Ángel Napout, durante una premiación en la Conmebol, el 11 de diciembre de 2014, cinco meses antes de destaparse el escándalo del FIFAgate.
Sonrientes, Nicolás Léoz, Alejandro Domínguez y Juan Ángel Napout, durante una premiación en la Conmebol, el 11 de diciembre de 2014, cinco meses antes de destaparse el escándalo del FIFAgate.Archivo, ABC Color

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En el Septuagésimo Tercer Congreso Ordinario de la Confederación Sudamericana de Fútbol, realizado en su sede de Luque el 11 de noviembre 2020, su presidente, el connacional Alejandro Domínguez, dio oficialmente la buena noticia de la recuperación de 55 millones de dólares desviados por exdirigentes, de los cuales 38,9 millones provinieron del exterior, principalmente de Suiza, y 16.050.000 dólares, según informó la Conmebol en su portal y declaró Domínguez a la prensa, fueron devueltos por herederos de Nicolás Léoz con dinero depositado en bancos locales.

De acuerdo con crónicas publicadas en medios del Grupo Cartes, Alejandro Domínguez dijo el 16 de octubre de 2020 a la radio 970 AM y al canal GEN que Aldo Zuccolillo, fundador de ABC Color, “era parte del esquema de Nicolás Léoz”, lo que “se comprueba –señaló– porque parte del dinero (recuperado de los herederos) estaba en el banco del señor Zuccolillo”, refiriéndose a Banco Atlas.

Con varios bancos

Nicolás Léoz y su esposa, María Clemencia Pérez de Léoz, realizaban una porción relativamente pequeña de sus operaciones financieras con Banco Atlas antes del FIFAgate, a la par de operar con varios otros de Paraguay, como Banco do Brasil, Banco Itaú, Banco Regional, BBVA y Banco Amambay, este último precisamente del Grupo Cartes.

Banco Atlas nunca lo negó y, de hecho, fue la primera entidad financiera paraguaya en reportarlo, con una lista completa de transacciones, el 29 de mayo de 2015, dos días después de que se desató el escándalo, tal como consta en el informe de inteligencia financiera de la Seprelad remitido el 18 de septiembre de 2015 al Ministerio Público.

Con los saldos de sus cuentas en Atlas, algo más de 6 millones de dólares, menos de un décimo de su fortuna estimada, Nicolás Léoz, estando en libre disposición de sus bienes y sin inhibiciones de ningún tipo, decidió constituir dos fideicomisos el 11 de febrero de 2016 (no 2015, como se consignó por error en la nota de ayer), uno en beneficio de su esposa y sus hijos con ella, Josué y Mateo Léoz Pérez, y otro en beneficio de sus hijas de su primer matrimonio, Nora Cecilia y María Celeste Léoz Plate, con cláusulas de excepción que impedían blindar esos fondos ante eventuales requerimientos de la Justicia.

A partir de ese momento las operaciones de los Léoz en Atlas se limitaron a la acreditación de intereses por certificados de depósitos de ahorro, mientras, tal como hemos visto a lo largo de esta serie, continuaron con amplios movimientos en el sistema financiero paraguayo y en el mercado inmobiliario, incluyendo la formalización de otros fideicomisos por montos muy superiores, repatriación de fondos provenientes de paraísos fiscales, apertura de nuevas cuentas, depósitos de altas sumas sin justificación y venta de, literalmente, cientos de inmuebles, todo ello en pleno conocimiento de la Conmebol y de la fiscalía, que nada hicieron al respecto mientras Nicolás Léoz vivió.

“Parte del dinero”, ¿y el resto?

Léoz falleció en un sanatorio de Asunción el 28 de agosto de 2019, a poco de cumplir 92 años. Solo entonces la Conmebol llevó adelante negociaciones extrajudiciales con los herederos, que concluyeron con la devolución de 16.050.000 dólares, según informó la institución a fines de 2020, aunque nunca reveló los términos del acuerdo, cómo los forzaron a aceptar ni qué les prometieron a cambio.

Efectivamente, como es de conocimiento público, “parte del dinero”, como dijo Domínguez, provino de Atlas. Las hijas del extinto exdirigente, ya en pleno dominio tras la muerte de su padre de uno de los fideicomisos del que eran beneficiarias, el 15 de julio de 2020 instruyeron al banco transferir 1.300.000 dólares a una cuenta de la Conmebol en otra entidad para cumplir parte del acuerdo.

El que hayan utilizado para ese fin un dinero que tenían disponible en Atlas y que era legalmente suyo no involucra al banco en nada ilícito, pero si Alejandro Domínguez así lo cree, entonces debe contar de dónde provinieron los otros 14.750.000 dólares que completan el total del dinero devuelto y que, conforme sus propias declaraciones e información divulgada por la Conmebol, salió de bancos paraguayos.

Si no lo hace y tampoco se retracta de sus ofensivas declaraciones, no solamente estará ocultando información a la opinión pública de los diez países cuyas federaciones nacionales de fútbol integran la Conmebol, sino que estará agregando un elemento más, aparte de todos los que hemos señalado en esta serie, para confirmar que su “denuncia” del 4 de febrero de este año, presentada por el abogado de Óscar González Daher y su hijo, que solamente apunta a una entidad bancaria y hace la vista gorda a todo el resto, no busca realmente investigar el posible lavado de activos de Nicolás Léoz, sino apenas intentar manchar el nombre de Banco Atlas, la memoria del fundador del diario ABC Color, Aldo Zuccolillo, y en general a este grupo periodístico. No es muy difícil adivinar quiénes están interesados en ello, quiénes nos consideran un escollo, quiénes están buscando venganza y por qué.

EE.UU. y Suiza hicieron lo que debió hacer Conmebol

El Departamento de Justicia de Estados Unidos acaba de comunicar que enviará en una primera instancia 32 millones de dólares a la FIFA, a la Concacaf, a la Conmebol y a varias federaciones nacionales de fútbol, como parte de la devolución de un total de más 201 millones de dólares que fueron confiscados a dirigentes y empresarios corruptos en el marco del FIFA-gate, de los que a la Conmebol le corresponderían 71 millones.

Esto se suma, entre otros, a los 37 millones de dólares que resolvió devolver la justicia suiza a la institución sudamericana. Al menos públicamente la Conmebol no dio detalles de esta última operación, pero informes que pudimos recabar en el país helvético indican que fue una decisión uniteral de la Oficina del Fiscal General de Suiza de reintegrar 36,6 millones de francos congelados en bancos suizos, de los cuales 16,1 millones corresponden al proceso de Léoz, que se dio por terminado con su muerte, 1,8 millones al proceso del exsecretario general Eduardo Deluca y 18,7 millones a personas innominadas, que serán devueltos aun cuando los procesos todavía no concluyeron.

Los directivos de la Conmebol se jactan de todo ello, pero en realidad el logro se debe a que esos países se preocuparon de identificar a los responsables, arrestarlos, procesarlos, multarlos, condenarlos y bloquear y recobrar fondos desviados para restituirlos a las víctimas, todo lo contrario de lo que se hizo, por ejemplo, en Paraguay con Nicolás Léoz.

Nuestro colega Roberto Gálvez hizo un excelente recuento de la situación actual el pasado 27 de mayo en La Tercera de Chile, del cual nos permitimos tomar algunos datos.

En poco más de seis años, 42 personas fueron acusadas, de las cuales hasta ahora 24 fueron declaradas culpables y dos condenadas en juicio, uno de ellos Miguel Ángel Napout, que cumple pena de nueve años de cárcel y debe pagar 25 millones de dólares. De los acusados, incluido Napout, hay 18 sudamericanos, tres ya fallecidos: el paraguayo Léoz, el boliviano Romer Usuna y el brasileño José Hawilla, exdueño de Traffic.

Los otros son el uruguayo Eugenio Figueredo, en libertad condicional y suspendido de por vida; el venezolano Rafael Esquivel, con libertad ambulatoria en Estados Unidos tras el pago de una fianza de 7 millones de dólares; el brasileño José María Marín, condenado a 4 años de prisión y liberado hace unos meses por razones humanitarias a sus 87 años; el argentino José Luis Meiszner, con arresto domiciliario en su país; el argentino Eduardo Deluca, suspendido de por vida y con todos sus bienes embargados; el argentino Alejandro Burzaco, con juicio pendiente tras fugarse y después entregarse; el brasileño José Marguiles, condenado a dos años en libertad condicional y a una multa de 9,2 millones de dólares; los argentinos Hugo y Mario Jinkins, con arresto domiciliario en su país en espera de su extradición; el ecuatoriano Luis Chiriboga, condenado a diez años de prisión y en libertad condicional; el colombiano Luis Bedoya, en libertad condicional en espera del juicio; el brasileño Marco Polo del Nero, suspendido de por vida, aunque libre en Rio de Janeiro; el brasileño Ricardo Teixeira, también libre en su país, que no extradita a sus connacionales salvo en casos de narcotráfico; y el peruano Manuel Burga, absuelto, pero suspendido de por vida.

Nicolás Léoz, que fue uno de los principales cabecillas como presidente de la Conmebol durante seis períodos consecutivos, tenía orden de captura internacional, con pedido de extradición desde el 23 de julio de 2015, pero solo guardó reclusión domiciliaria y ni la Justicia paraguaya ni la Conmebol se ocuparon nunca de rastrear ni embargar sus bienes en el país, pese a tener suficiente información al respecto, como hemos visto en esta serie.

Se pretende desviar la atención y responsabilizar de la propia negligencia (o complicidad) a los bancos, cuando estos no son órganos de fuerza pública ni tienen derecho ni poder de retener fondos que son de sus clientes, ni de limitar sus operaciones siempre que sean lícitas, obviamente dentro del marco de la ley y de las normas que rigen el sistema financiero, salvo que medie una orden de autoridad competente que mande lo contrario.

Si los bancos suizos congelaron fondos depositados en los mismos no fue porque se les dio la gana, sino porque la justicia de ese país se lo ordenó, cosa que jamás ocurrió en Paraguay con Nicolás Léoz.

Consecuentemente, si Alejandro Domínguez insinúa que Banco Atlas es “parte de un esquema” solo por albergar fondos de Nicolás Léoz, sin violar la ley, entonces debe decir lo mismo de todos los demás bancos que operaron y siguieron operando con él, incluyendo los bancos suizos y estadounidenses.

Próxima: ¿Quién protegía a Nicolás Léoz?

arivarola@abc.com.py

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