Historias de canillitas: Con el reparto de diarios forjó sus estudios y se recibió de abogada

Las palabras “no puedo” no forman parte del vocabulario de Claudia Leticia Báez Almirón (26), que el pasado 2 de diciembre recibió su diploma de graduación en la UNA con su chaqueta de canillita. De esta labor, a la que se dedica desde los 10 años de edad, rescata múltiples enseñanzas y deja un clave mensaje a los jóvenes. Hoy, recordando el Día del Canillita, lo recaudado por la venta de los ejemplares se entrega íntegramente a este loable trabajador.

“El chaleco de canillita simboliza mucho para mi”, expresó Claudia durante la entrevista.
“El chaleco de canillita simboliza mucho para mi”, expresó Claudia durante la entrevista.gentileza

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Cada margen de ganancia que ingresaba por la venta de diarios tenía un firme propósito para Claudia Leticia Báez Miranda, quien mediante esta tarea costeó sus estudios en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y el pasado 2 de diciembre recibió su diploma como abogada.

Durante el acto, la joven vistió su chaleco y dedicó este mérito a su familia, principalmente a su padre Mario Báez, quien también se dedica a esta actividad.

Emocionada, relató que llegar a esta meta no fue fácil pero tampoco imposible y que desempeñarse canillita le sigue hasta hoy brindando múltiples satisfacciones. “El mayor logro fue alcanzar un título universitario teniendo un trabajo honesto, representa uno de los pilares más importantes de mi vida”, expresó.

Consultada del por qué eligió la carrera de Derecho, señaló que sintió la necesidad de conocer a fondo las cuestiones jurídicas para acompañar los conocimientos que adquirió sobre contabilidad estando en el colegio y en la propia calle. “Desde niña me gustó la lectura y le sacaba el jugo a las colecciones lanzadas por las empresas editoriales”.

Ascendió en el trabajo

Claudia, quien ascendió recientemente como distribuidora de diarios, remarca que el recorrido hecho para la entrega y venta de ejemplares y toda la experiencia vivida en estos años en las calles le fortaleció como persona. “Aprendí a manejar mi horario, a cumplir con responsabilidad, salir adelante, superar obstáculos y sobre todo la importancia del apoyo mutuo”, manifestó.

La ejemplar joven pasó distintas dificultadas, entre ellas, asaltos, días de mucha lluvia y el mayor, cuando le llamaron a avisar que su hermano menor había sufrido un accidente de tránsito, del cual sobrevivió.

Por otra parte, Báez afirma que la pandemia -que golpeó bastante la venta de periódico a nivel internacional- se convirtió en una de las tantas pruebas que propiciaron a generar otras acciones para ganarse y recuperar clientela. “Emocionalmente me afectó, perdí a muchos clientes, tanto en la venta como físicamente”, acotó. En ese sentido, comentó que a los 18 años de edad se hizo contribuyente del Estado y esto le abrió más puertas en su labor.

Por último, aconsejó a los jóvenes esmerarse y asumir retos con compromiso. “No hay por qué sentir vergüenza de vender diario. Yo vi los frutos. Animo a los jóvenes a no temer, a decidirse y tomar las riendas”, exclamó.

Chofer de Stroessner, su fiel cliente

Esteban López (67) se dedica a la venta de diarios desde hace más de 50 años y es considerado entre los medios de comunicación uno de los canillitas más antiguos. Según recuerda el trabajador, el día que más ejemplares vendió y en el que inclusive le faltaron unidades fue el día después del atentado al exdictador de Nicaragua, Anastasio Somoza, el 18 de setiembre de 1980. “Vendí más de 400 diarios. Ofaltapa”, detalló.

Asimismo, comentó que durante la dictadura, el chofer del entonces presidente, Alfredo Stroessner, el señor Pedro Miranda, se encontraba en la lista de sus fieles clientes. “Venía todos los días a comprar y retirar un ejemplar de cada marca de diario impreso para el general (Stroessner)”, contó.

Don López, quien cuenta con su exhibidor de diarios en la esquina de las calles República Argentina y Boggiani, señala que gracias a esta labor logró construirse una casa y sacar adelante a sus hijos.

En otro momento, relató que el día más duro que pasó en la calle fue cuando el fenómeno climático “El Niño” azotó al país. Ese día, según afirma, era un 23 de diciembre y trasladarse desde su casa hasta Areguá se tornó en un verdadero desafío.

“Con o sin lluvia, el canillita debe estar en la calle, es compromiso y responsabilidad. Ese día me ingenié para llegar porque la gente buscaba un CD de villancicos. En ese sentido, dijo que desea seguir con la actividad todo este 2022. “Es para mi un trabajo con mucho significado”, puntualizó.

Lo vendido hoy es para los canillitas

Como es tradicional cada 25 de diciembre, de lo obtenido por la venta de la edición de este día especial de Navidad, el monto íntegro es para los canillitas.

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