Montanaro fue uno de los científicos que formaron parte de la investigación llamada “Activity-dependent spinal cord neuromodulation rapidly restores trunk and leg motor functions after complete paralysis”, publicada el lunes pasado por la revista especializada Nature Medicine. En castellano, el título sería: “La neuromodulación de la actividad motriz de la médula espinal restaura rápidamente las funciones motoras del tronco y las piernas después de una parálisis completa”.
El compatriota conversó este jueves con ABC Cardinal sobre la investigación de la que formó parte y dijo que la movilidad que se logró en tres personas que habían quedado parapléjicas tras accidentes de motocicleta se dio a través del implante de electrodos en la médula espinal.
“Es como un marcapasos que envía una señal eléctrica al corazón, la misma idea. Son 16 puntos para excitar eléctricamente (la médula espinal), se implanta debajo de la espina dorsal. Eso se conecta a la computadora y eso se puede configurar para intentar movimientos complejos como la locomoción, andar en bicicleta, nadar”, explicó Montanaro, que estudió primero en la Universidad de Yale y de allí fue a trabajar a Zúrich, Suiza.
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El joven de 34 años contó que su línea de investigación es la estimulación eléctrica no solo para crear movimientos, sino también poder aplicar este tipo de medicina en otras áreas, como la oftalmología, para que las personas puedan ver en el caso de haber perdido la visión.
“Hay muchos trabajos (sobre neuroestimulación), también estimular neuronas dentro del ojo para sentimientos como la vista. Lastimosamente eso está en avance, en etapa de investigación. Pero está en avance estimular las neuronas dentro del cuerpo humano”, añadió.
En el caso del anuncio del lunes pasado, enfatizó que esta estimulación a través de electrodos puede crear diferentes tipos de movimiento a través de la estimulación eléctrica. “Cuando se combinan esos movimientos se puede crear movimientos complejos; eso es algo que se tiene que hacer con el paciente”, explicó.
Montanaro recordó que esta investigación se realiza en diferentes instituciones y países como la Escuela Politécnica Federal y también el hospital universitario de Lausana en Suiza; otro equipo lo hace desde Países Bajos.
De momento, el científico planea seguir con su trabajo en el área y no prevé regresar a Paraguay, aunque -según indicó- quiere hacerlo “algún día”.
“Tengo 34 años, desde los 18 años estudié en Yale. Estaba terminando mis estudios en ingeniería electrónica, tenía un supervisor, él tenía un colega en Zúrich (…) terminé mi maestría, luego busqué trabajo, busqué un doctorado y encontré aquí. Tuve la fortuna de que me contraten”, finalizó.