Cuaresma: “La incoherencia entre lo que decimos ser y lo que realmente somos es el peor antitestimonio”

Este domingo, dentro del marco de la cuaresma, el Cardenal Adalberto Martínez Flores, hace un llamado a trabajar la unidad, la comunión, el amor recíproco como la medicina para curar las heridas y las discordias. Manifiesta que la incoherencia entre lo que decimos ser y lo que realmente somos es el peor antitestimonio.

Cardenal Adalberto Martínez Flores.
Cardenal Adalberto Martínez Flores.

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Cuaresma es un tiempo litúrgico de conversión que se centra en tres pilares espirituales: la oración, el ayuno y la limosna. Dentro de este marco, el Cardenal Adalberto Martínez Flores, señala que hay males que pueden matar la esperanza de construir un Paraguay verdaderamente de hermanos, de construir juntos la ciudad de Dios.

Durante estos 40 días la Iglesia cristiana exhorta a la reflexión, a realizar actos de caridad y hacer pequeños sacrificios a modo de preparación para la celebración de la resurrección de Cristo el domingo de Pascua.

Instó a pensar menos en sí mismo, en los intereses personales y saber ver e ir al encuentro de las necesidades del prójimo.

“Cumplir con alegría obras de caridad hacia los que sufren en el cuerpo y en el espíritu es el modo más auténtico de vivir el Evangelio, es el fundamento necesario para que nuestras comunidades crezcan en la fraternidad y en la acogida recíproca”, manifestó.

También dijo que hoy, desgraciadamente, el mundo sigue desgarrado por muchos conflictos y sigue necesitando artesanos de la fraternidad y de la paz entre los pueblos y las naciones.

Recordó las palabras del Papa

“En primer lugar, Francisco invita a trabajar para que se realice cada vez más el sueño de una Iglesia plenamente sinodal y misionera, partiendo de las comunidades favoreciendo en ellas un estilo de participación y corresponsabilidad, también a nivel de gobierno”, recordó.

Agregó que la incoherencia entre lo que decimos ser y lo que realmente somos es el peor antitestimonio.

“El Paraguay necesita del fermento de este carisma, de este remedio, para trabajar la unidad, la comunión, el amor, recíproco, como la medicina para curar las heridas y las discordias, de las enemistades de lo muchos males que pueden matar la esperanza de construir un Paraguay, verdaderamente de hermanos, de construir juntos la Ciudad de Dios. Contribuir en el Paraguay la fraternidad nacional y universal”, sentenció.

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