Víctima de lesión grave se enteró de insólita resolución por Abc

Cristhian Otazú fue victima de lesión grave en marzo de 2024, cuando perdió un dedo a machetazos. Ahora se enteró por Abc de que por orden de la jueza Isabel Bracho, sus victimarios harán curso de autoayuda para no ir a juicio. Captura Abc Tv

En la semana pasada, una jueza penal de garantías de Lambaré otorgó la suspensión condicional del procedimiento a dos primos acusados de mutilar a un hombre, con la condición de que asistan a cursos de autoayuda en una fundación cristiana. La insólita resolución causó a sorpresa a más de uno, pero sin dudas el más sorprendido es la víctima, que se enteró por Abc y expresó su indignación.

audima

Cristhian David Otazú, quien perdió un dedo y sufrió otras cuatro heridas cortantes en el ataque que sufrió en marzo de 2024 y que motivó la apertura de la causa N° 910/2024 caratulada “Elvio Villalba Silva y otros sobre lesión grave”, fue el gran ausente en la audiencia preliminar realizada el 13 de noviembre pasado, ante el juzgado penal de Garantías de Lambaré, del segundo turno.

En la ocasión, la jueza Isabel Bracho -recientemente imputada por supuesto cohecho pasivo agravado (coima) y otros delitos- dispuso la suspensión condicional del procedimiento para los dos acusados por el caso, Hugo Joel Villalba Martínez y Elvio Villalba Silva.

Cursos de “autoyuda” en fundación cristiana

Para eludir el juicio oral y público por el delito de lesión grave, cuya expectativa de pena es de hasta 10 años, los Villalba “accedieron” a asistir a cursos de autoayuda en la Fundación Principio de Vida.

Isabel Bracho, jueza penal de Garantías de Lambaré.

Prohibición de cambiar de domicilio sin autorización del Juzgado, de consumir bebidas alcoholicas y/o sustancias estupefacientes y de portar armas, así como la comparecencia trimestral ante el Juzgado de Ejecución Penal a los efectos de firmar el libro de comparecencia son las demás medidas establecidas por el juzgado.

Víctima de lesión grave no fue notificada de audiencia

“A mí no me notificaron de esa audiencia. Yo me enteré por una amiga que me preguntó si era yo el del caso que salió en Abc, entonces me pasó en enlace de Abc en Facebook y ahí me enteré. Cuando leí empecé a llorar ¿qué te puedo decir? Me quedé mal. No puede ser que esto se quede así, no puede quedarse así” manifestó, al exteriorizar su impotencia ante la situación.

La fiscala Lourdes Bobadilla acusó y pidió juicio oral por lesión grave, pero cambió de postura en la audiencia preliminar.

La fiscala Lourdes Bobadilla, quien al inicio de la audiencia se ratificó en la acusación por lesión grave -cuya expectativa de pena es de hasta 10 años de cárcel- se allanó al pedido de la defensa. La salida procesal aplicada está prevista para hechos punibles con penas de hasta 2 años de cárcel.

Padre de cuatro hijos, Otazú explicó que no tiene recursos para pagar un abogado que impulse una querella pero contó con la asistencia gratuita de la abogada Clara Rodríguez, quien ante la inacción de la Fiscalía, a cinco meses de ocurrido el hecho, urgió imputación y solicitó varias diligencias.

Amedrentamiento constante

La abogada Rodríguez aclaró que los acusados nunca se acercaron con intención de reparar el daño causado o hacerse cargo del perjuicio ocasionado, sino que incluso para defenderse alegaron falsamente que Otazú intentó supuestamente robar una cadenilla, lo cual nunca pudieron demostrar.

Asimismo, destacó que uno de los acusados siempre mantuvieron una actitud amenazadora, pues amedrentaron a Otazú en más de una ocasión para obligarlo a retirar la denuncia, situación de la que tiene conocimiento tanto la Fiscalía como el juzgado.

“Es inhumano lo que le están haciendo”, acotó la profesional.

Así quedó la mano de Cristhian Otazú, tras el brutal ataque que sufrió eñ 9 de marzo pasado, en Ñemby.

“Ellos me amenazaron para que retire la denuncia, pasan frente a mi casa para amedrentarme, esto yo también denuncié a la Fiscalía, hasta los videos le llevé. Yo no quité la denuncia porque confié en que la fiscalía y la justicia iban a hacer su trabajo, pero al final, fuimos nosotros lo que tuvimos que hacer todo y encima, ahora me encuentro con esto”, expresó Otazú.

Arresto domiciliario, a tres casas de la víctima

“Uno de los cuestionamientos que tengo hacia la Fiscalía es que nunca solicitó una orden de alejamiento y el victimario vino a cumplir su arresto a tres casas de la víctima, prácticamente al lado. Yo presenté todas las veces en que fue amedrentado, se ve al victimario en moto frente a la casa de la víctima, estando con medidas y ahora le premian con una suspensión condicional del procedimiento”, acotó la abogada Rodríguez.

Otra de las heridas sufridas por Cristhian Otazú, en marzo de 2024.

Nacido y criado en Ñemby, Otazú y su familia, su madre y su hermana viven en distintas casas del barrio Rincón, pero desde la brutal agresión que sufrió y el hostigamiento constante, todos han limitado sus salidas y viven prácticamente encerrados en sus casas.

“Nosotros no podemos salir hoy día tranquilos caminando por acá o irme caminando a la casa de mi mamá ni mis hijos no pueden salir a jugar acá”, expresó.

“Por una estupidez perdí mi dedo”

“Por una estupidez perdí mi dedo”, expresó Otazú, al recordar lo que ocurrió en la madrugada del 9 de marzo del año pasado.

“Ese día, yo salí de la bodega de mi hermana y me iba a mi casa, que está a una cuadra, porque al día siguiente tenía que trabajar. Cuando pasé por el grupo que estaba ahí tomando, les saludé y le pasé la mano y Hugo se enojó porque dijo que le apreté la mano muy fuerte y me reclamó “quién pio me creía para apretarle así la mano” y así empezó todo el problema", relató.

Otazú comentó que durante la pelea, los primos Villalba sacaron armas blancas, entonces él corrió hacia su casa, llegó a ingresar al patio, donde tomó un palo de escoba que la madre de sus hijos le pasó como para tratar de defenderse, pero este se rompió.

“Ahí ellos me atacaron con todo, yo me cubrí como pude y por eso tuve otras lesiones, cuatro lesiones tengo, la más grave es que me sacaron mi dedo, que quedó colgado por mi piel y no se pudo recuperar. Mi señora, que estaba embarazada de seis meses, vino a tratar de ayudarme y ellos le empujaron y ella se cayó en el piso. Por el dolor me caí y ya no vi nada; me desperté en el hospital de Ñemby”, recordó.

“Muchos vecinos vieron lo que pasó pero nadie quiso salir de testigo porque acá en el barrio todos les tienen miedo. Hay vecinos que vinieron a solidarizarse conmigo pero no aceptaron declarar porque no se quieren comprometer”, acotó.

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