Actualmente en manos de ellos, los mileniales, está el Paraguay. Representan el 60% de la población paraguaya. Según la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), 5.000.000 de paraguayos y paraguayas tienen 35 años y la mitad del total de habitantes, menos de 30 años; es decir, ¿el país está en manos de arruinados?
La generación Y ciertamente es distinta, y lo distinto no es sinónimo de derrota. ¿Por qué está mal priorizar lo que a uno le hace feliz? ¿Por qué está mal no seguir los patrones de conducta de generaciones anteriores? ¿Por qué está mal ser sensible? ¿Por qué está mal divorciarse por asumir que dos mundos no siempre son compatibles? ¿Por qué está mal pretender hacer laboralmente lo que uno ama y no sentenciarse a laburar solo por un salario mensual? ¿Por qué y según quién, algo de lo antes citado, está mal?
El milenial, como todo ser humano, claramente comete errores. Quiere hacer lo que le apasiona. Si se frustra, lo vuelve a intentar. Es capaz de renunciar a un laburo sin importar nada, solo porque se dio cuenta de que en ese lugar su sueño no se va a cumplir. Ahorra o quita un préstamo para poder viajar, recorrer otras calles, porque tiene otras prioridades.
Es una generación que se siente fuerte, pero que razona demasiado. Baila con sus propios ritmos. Son parte de una generación que apuesta por cumplir sus sueños.
No piensan en superar a generaciones pasadas. Piensan en superarse día a día a ellos mismos y entienden que los sueños no se negocian. Si es un fracaso cortar el hilo y tejer un nuevo saco, impregnando esencias y dejando un sello personal, el país está realmente en manos de una generación fiasco.
Ahora bien, ¿qué es el fracaso? ¿Qué es el éxito? Depende de la óptica de quien lo mire. Vivimos en un país habitado mayormente por jóvenes a quienes algunos llaman fracasados. Inconstantes. Personas que no quieren casarse, que no quieren tener hijos. No tienen dinero siquiera para comprarse una casa. Se contentan con un salario marginal y están consumidos por las deudas.
¿Qué querés ser cuando seas grande? le había preguntado una madre a su hija cuando tenía 4 años. Ella simplemente le respondió: ser feliz. Hoy esa pequeña tiene 25. Se considera una mujer exitosa. Estudia, trabaja, recorre el mundo y tiene una mascota.
Ve el mundo de una forma distinta y no comparte la visión que sus padres tienen del universo. Para muchos, es una fracasada. Pero… ¿qué es el éxito? ¿Qué es el fracaso?
Habrá muchas respuestas, pero las preguntas que deberíamos hacernos como sociedad, antes de juzgar, son estas: ¿y si el éxito está en la diferencia, dónde está el fracaso?