Belén expone el pesebre del padre Narciso

Con lo de Belén (Whittingslow) se expone con todos sus sobreentendidos el pesebre de Narciso Velázquez. No se parece en nada al bíblico establo donde naciera Ñandejara’i, como diría Maneco Galeano, sino a un corral de residuos escatológicos que nos tienta a parafrasear a Shakespeare: algo está podrido en la Católica, paráfrasis de Something is rotten in the state of Denmark.

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En su segunda acepción en el diccionario, “pesebre” significa lugar destinado a la comida de las bestias. La tradición cristiana identifica el pesebre con el nacimiento del Mesías en medio de la humildad. En Belén acaba Jesús de nacer, dice el villancico. Hoy Belén descorre la cortina y deja ver la poca higiene ética de este otro pesebre que a falta de humildad está lleno de narcisismo y soberbia.

Fíjense en la traducción exacta de la cita de Shakespeare en Hamlet: Algo está podrido en el estado de Dinamarca. Alude a la decadencia moral de aquel reino, pero al acentuar la podredumbre “en el estado”, señala que dicha podredumbre habría nacido en las autoridades.

En este juego alegórico, el caso Belén exhibe que la descomposición actual en la otrora prestigiosa universidad es responsabilidad de sus autoridades. Y más específicamente de su rector que últimamente ha dado pasos que no parecieran ir, precisamente, en la línea de la rectitud.

Belén, nombre con reminiscencias simbólicas para la Iglesia, es una estudiante que sufrió el obsceno “galanteo” de un docente, Cristian Kriskovich. Hay testimonios tecnológicos al respecto y una denuncia que no prosperó. Difícilmente iba a prosperar siendo Kriskovich miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y del Consejo de la Magistratura en representación de la Universidad Católica. Belén está refugiada en Uruguay tras una orden de captura en su contra por supuesta compra de notas.

La justicia tarda en revisar la orden de captura tal como lo solicitó Belén; su madre protesta encadenada frente al Palacio de Justicia hace semanas. El tema llegó al Vaticano. El cardenal Adalberto Martínez solicitó al rector Velázquez la desvinculación de Kriskovich como docente de la UC “para devolverle la tranquilidad a la comunidad educativa”. Francisco Pistilli, canciller de la UC, respondió a Martínez, quien es arzobispo de Asunción, con un comunicado de barroca ampulosidad, saturado de arrogancia forense para decirle vamos a estudiar su pedido.

La comunidad educativa de la UC recolecta firmas para la desvinculación del docente, como pidió el cardenal. Un cardenal es colaborador inmediato del papa; le ayuda en el gobierno de la Iglesia. Ergo: la solicitud de Adalberto a Narciso es solicitud del propio Francisco.

Cristian Kriskovich es un caso moral para un Vaticano saturado de problemas sexuales. La defensa de Kriskovich resta magisterio a la iglesia paraguaya, que está en su hora más oscura en varias décadas debido a sectores que infestan el símbolo ancestral del pesebre de Belén.

Después habrá que ir por el otro pesebre de Narciso: el Consejo Nacional de Educación Superior, donde reina contra la ley.

nerifarina@gmail.com

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